sábado, 2 de julio de 2011

AHORA QUE NO SOMOS RICOS

Es ahora cuando podemos comenzar a entender la vida y caminar por la senda de la racionalidad. Porque antes, no, me refiero a cuando jugábamos a ser ricos tontos, tontos ricos, creíamos tocar con la yema de los dedos el paraíso y vivir en el mejor de los mundos posibles, con toda clase de cachivaches y uno más, siempre uno más y a ser posible mejor que el del vecino de al lado, teniendo el último modelo de todo lo imaginable y disfrutando de Jauja más que de la vida… hasta que la burbuja se pinchó y todo se fue al traste. Los más tontos del lugar, los ciudadanos de a pie, decíamos que esto se veía venir, que a dónde íbamos a parar con tamaña insensatez, pero ni políticos, ni financieros, ni expertos, ni tertulianos del total saber y entender… decían nada de nada, ni esta boca es mía, con lo que la bola se fue agigantando de tal modo que el mundo casi mundial (unos países más que otros) más que mundo, parecía una barraca de feria en bancarrota y desbandada. “El orgullo vacuo del ser ha dejado en segundo plano la dificultad y la satisfacción del hacer” como ha dicho recientemente Antonio Muñoz Molina, en un texto, como todo los suyos, de gran altura, titulado: Es hora de despertar, que te recomiendo.

Y despertar es dejar de soñar en paraísos engañosos, convenciéndonos de una vez por todas, que no hay mayor ni mejor riqueza que la que se va haciendo con esfuerzo, honestidad y dando a cada día su afán.

Y despertar, ahora que no somos ricos, algo que nunca fuimos ni debimos serlo ni creerlo, porque nos pasamos cien pueblos sin pensar nunca en el final del cuento de la lechera, es aprender de lo sucedido, y puesto que va para largo, nos dará tiempo para no volver a las andadas un tanto fatuas, un mucho nefastas. Porque a punto estuvimos de pedir el AVE para mi pueblo, porque está equidistante entre Toro (Zamora) y Medina de Rioseco (Valladolid) y Universidades y Museos de Arte Contemporáneo para Cuéllar y Becerril de Campos y aeropuertos y sedes de congresos y auditorios y la biblia en verso.

Y despertar es darse de bruces con los valores de siempre, olvidados: mayor austeridad; no meter las manos en la masa del común, en trajes sin pagar o en comidas del erario público con la cantinela de almuerzos de trabajo, porque cuando se trabaja se trabaja, y nadie dijo que el restaurante de cinco tenedores fuese el mejor tajo de trabajo; y en valores que afloran, por ejemplo, desde la indignación (cómo no indignarse ante el siguiente dato: Un ejecutivo ganaba 66 veces más que el empleado medio en 1968; hoy, 900 veces más) al compromiso y desde el sueño de un mundo mejor es posible y la seriedad y la capacidad de gestionar el movimiento de la indignación, haciéndose oír por los políticos y explicando las razones de los sueños, de la equidad y la justicia a quienes no saben de utopía e incluso les molesta el concepto.

Es hora de despertar, indignarse contra quienes han sido infinitamente más responsables en la crisis, no, no todos somos iguales en la responsabilidad de este desaguisado, por favor, y poner manos a la tarea, comenzando, eso sí, por los pequeños arrabales de uno mismo.

3 comentarios:

El pastor de... dijo...

...y llegamos a ser tan ricos que necesitamos una autovía para llegar cómoda y tranquilamente a comernos un cuarto de asado que, en Cuéllar y Campaspero, lo hacen extraordinario. Y nos hicimos expertos catadores del tinto de la ribera del Duero. Y, como éramos tan ricos, nos olvidamos de los "pobres" agricultores y los dejamos sin la humilde carretera que utilizaban para poder transportar los productos de la tierra con sus tractores. Y, como éramos ricos, nos acostumbramos a que, para nosotros, trabajaran los chinos. ¿Os suena MADE IN CHINA en los grandes almacenes?

Y, cómo éramos ricos, los cereales los importábamos de los países del este, y las patatas de Francia y los ajos de China... y suma y sigue. Pero, entonces, ¿nosotros qué hacíamos? ¿de qué vivíamos? ¡ah sí, ya me acuerdo! nosotros vivíamos de lo que viven los ricos ¡del crédito! Y con un crédito nos íbamos de vacaciones a...

Y llegamos a tener, sin sudar, más kilómetros de AVE que ningún otro país del mundo, aunque ahora clausuremos las estaciones (9 pasajeros diarios). Y tenemos aeropuertos donde no pueden aterrizar los aviones porque tienen las patas cortas y las alas muy largas y no podrían despegar. Me refiero a los pájaros aviones, porque de los otros ni siquiera aparecen.

En fin, que durante un tiempo, en este país, alguien fue rico.

Un abrazo.

Xoán González dijo...

Nos meten mano hasta en las urnas de nuestros principios más elementales y nos hacen comulgar con la incivilización derramando el legado de integridad de nuestros padres.

Anónimo dijo...

Y ahora que no somos ricos queremos ser mileuristas.
Gloria Rivas