jueves, 28 de enero de 2010

NELSON MANDELA – EL FACTOR HUMANO


No puede fallar. Si el personaje que centra la atención de todo el libro es Nelson Mandela, uno de los líderes más carismáticos, eficaces y eficientes de nuestro tiempo y el autor, el escritor y periodista John Carlin, no hay más remedio que detenerse, subrayar y volver sobre lo leído, sin prisa y haciendo todas las pausas que haya menester para darle tiempo a la mente a rebobinar y seguir rumiando formas y maneras, pensamientos y estrategias… y cómo lo que parecería un cuento de hadas constituye “una gran historia y contiene una lección eterna” en palabras del autor.

El factor humano gira, como digo, en torno a Nelson Mandela, genio político que tras ganarse a su gente lo haría, de igual forma, con sus enemigos más encarnizados y con todos aquellos que le encarcelaron por espacio de 27 años y que hasta querían haberlo visto muerto.
De todo esto va el libro, siempre bajo la sombra alargada de este gran hombre y, mejor aún, bajo la luz potente que irradia toda su vida y su pensamiento.
Un hombre que se crece en la adversidad y utiliza la cárcel, entra a los 44 años y sale a los 71, como campo de entrenamiento y lugar en el que prepararse para dar la vuelta a una política de injusticias y desigualdades sangrantes.
La multitud de anécdotas terminan siendo categorías de gran magnitud y hondura en la piel de este gigante de nuestro tiempo y bajo la pluma de un magnífico escritor.

El humanismo de este líder carismático se da en ocasiones tan sabrosas como ésta: Cuando estaba en la cárcel tuvo la suerte de tener a un guardia que le adoraba, Christo Brand, de la mitad de años que Mandela, y le consideraba como un padre. Mandela escribía cartas a la esposa de Brand parta quejarse de que su marido no hacía lo suficiente para mejorar, estudiara y pudiera hacer algo más en la vida. Brand tuvo un hijo en 1985 que se convertiría un poco en su nieto. A los ocho meses de nacer, a escondidas, le llevó a la cárcel para presentárselo a Nelson y pudiera tenerlo en sus brazos. “Mandela lo hizo y los ojos se le humedecieron; llevaba veintitrés años sin poder tocar a ninguno de sus seis hijos”, certifica John Carlin.
El autor de El factor humano, en las últimas páginas del libro, recoge, con gran acierto, una frase de Albert Camus en su libro El hombre rebelde, escritas antes de que Mandela entrara en la cárcel, ya que el escritor francés, Nobel de Literatura, había muerto en 1960: “Veintisiete años en prisión no engendran una forma muy conciliadora de inteligencia. Un encierro tan prolongado hace que un hombre se convierta en un pelele, o un asesino, o a veces ambas cosas”. Pocos discutirían esta lógica de Camus, es cierto, pero Mandela fue una honrosa y magnífica excepción. Salió de la cárcel como un líder, un héroe y un ser humano excepcional que dio al mundo una lección de inteligencia y capacidad de perdonar y hace cambiar el apartheid de Sudáfrica, “un crimen contra la humanidad” según la definición de Naciones Unidas, en una épica de reconciliación.
El factor humano: me atrevo a decir que estamos ante un libro excepcional. La película, Invictus, basada en este libro, que se ha estrenado recientemente en Estados Unidos, será una gran película, estando en las manos de quien está; Clint Eastwood y Morgan Freeman. Habrá que verla.

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