viernes, 5 de febrero de 2010

MI RECIENTE CONVERSIÓN AL FÚTBOL



Me invitaron hace unos días mis amigos de la Federación Provincial de Jubilados de Valladolid a participar en un Curso de Gestión para la Junta Directiva y me asignaron el tema: Un grupo de trabajo activo y creativo. En la introducción y a modo de pautas para el relanzamiento de un grupo compacto, activo y creativo coloqué como primera pauta la siguiente:
El fútbol puede servirnos de escuela donde aprender dos modelos bien diferentes:
El modelo del Real Madrid, un equipo con grandes individualidades, y sin embargo el éxito y el mejor espectáculo no están asegurados, al no entender ni saber jugar como equipo compacto con las reglas de todo grupo humano y de todo equipo de trabajo.
El modelo del Club de Fútbol de Barcelona (El BARÇA) está basado en el trabajo de equipo, y aunque sean grandes individualidades, que lo son, lo que demuestran cada día es la importancia de las jugadas de grupo por encima de las genialidades de cada jugador.
Después vendría todo lo demás…
Si hace bien poco me dicen que al comenzar un curso iba comenzar hablando de fútbol, no me lo hubiera creído, ni yo ni quienes me conocen, igualmente, si alguien me pregunta, hace no más de dos años, algo sobre este deporte no le hubiera contestado nada de nada, porque quitando algunos partidos que vi de joven, como pequeñas incursiones de delantero o de apenas nada, hasta que vi que no era lo mío, sino más bien el juego de pelota al frontón, he estado al margen de este deporte y casi-casi en las antípodas. Pero nadie puede decir de este agua no beberé y este cura no es mi padre, porque aquí me tenéis como un forofo más viviendo con pasión algunos partidos, como el último del Real Madrid y del Barça, y otros muchos de especial interés y hasta entusiasmado con el arte, el estilo y la maestría de muchos jugadores; enamorado del talante, buen hacer y ejemplo de muy buenos futbolistas, así como la escuela de buen jugar en equipo por encima de algunas individualidades geniales, pero que les falta un gran hervor para saber jugar en grupo.
¿Y ésta conversión cuando ya ando en los 70?
Bien claro, en algo tenían que dar tantos años de vinos los viernes, con cinco amigos y las parejas respectivas, ellas, en general al margen y ellos disfrutando como enanos y discutiendo como forofos cada partido, semana tras semana, hasta que no tuve más remedio que entrar en el juego.
Por todo lo cual, gracias, amigos, porque me había perdido jugadas que hacen historia, momentos de gran belleza y esplendor, arte y espectáculo dignos de ver y disfrutar, saber estar y saber crear grupo compacto, activo y creativo y como era mucho lo que estaba en juego he vuelto al buen redil y recuperar si no el tiempo perdido sí el presente de grandes y hermosos espectáculos. Ahí es nada.

Posdata: Claro que, al enterarme esta misma semana de que va a haber fútbol todos los días de la semana, me rebelo y pienso que ésta es ya otra historia que me suena a pan y circo, y que aun estando en la crisis en la que estamos no creo que nos beneficie: demasiado pan y demasiado circo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Dios,Dios,Dios! ¿Volvemos a los tiempos en que los temas importantes eran solucionados con el partido de fútbol? Ya estoy harto de que sustituyan tertulias interesantes, que ayudan a pensar, por el partidito de turno que ayuda al aborregamiento. Seguramente no hay en España nada más interesante que el partido de futbol. ¡Que Dios nos coja confesados!