lunes, 13 de julio de 2009

LAS VENTANAS DE LOS OTROS INVITAN A VER OTROS PAISAJES



7.- Al teatro para ver a Aitana Sánchez Gijón

“Yo creo en un Dios salvaje. Él es quien nos gobierna, sin solución de continuidad, desde la noche de los tiempos”, dice uno de los personajes al final de la obra, como explicación de lo absurdo de la situación y de la hecatombe.

Durante mis dos o tres años últimos años de estancia laboral en la Diputación veló mis trabajos la imagen de Aitana Sánchez Gijón, así que en cuanto vino a Valladolid para representar “Un dios salvaje” no podía faltar a la cita. Me lo pasé bien, me reí mucho y me hizo pensar no poco, porque la obra es buena, muy buena: tragedia disfrazada de comedia, comedia con un fondo trágico que nos desnuda, tanto monta. Son de agradecer tanto las sonrisas espontáneas que afloran en el público a lo largo de toda la obra, como la obligada reflexión sin ambages a que te arrastra esta función sobre el desdoblamiento de nuestras personalidades, la agresividad a flor de piel por menudencias cotidianas, la crisis endiablada a que nos somete la convivencia en pareja, la crueldad y la dureza de las relaciones entre hombre y mujer que asoma visceral tras arrumacos enternecedores.
Los cuatro componentes de la obra excelentes, no sólo mi Aitana Sánchez Gijón, sino también la espléndida Maribel Verdú e igualmente Pere Ponce y Antonio Molero.
Muchos aplausos y varias salidas ante el respetable. Qué menos.

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