martes, 10 de febrero de 2009

MUERTE DIGNA








Digno de pasar a la historia de los horrores el dramático caso de la italiana Eluana Englaro, que hasta ayer llevaba 17 años en coma irreversible (más bien en estado vegetativo) y tras la manifestación clara y tajante de ella antes de terminar en esa situación lamentable, la decisión de sus padres, la sentencia del Tribunal Supremo a favor de la eutanasia y el Presidente de la República…, el cínico, por decirlo a lo suave, Silvio Berlusconi, chistoso sin ninguna gracia e insensato, se despacha diciendo con una crueldad sin nombre que incluso podría tener un hijo e intentó sacar una ley a la sombra del Vaticano, o bajo su luz, que prohíbiera la suspensión de la alimentación artificial que mantení a Eluana en ese estado absurdo.
Una vez más las palabras más lúcidas, serenas y de una claridad meridiana son las que ha dicho Beppino Englaro, el padre de Eluana, que es quien ha estado 17 años a su lado: “La condena a vivir bajo cualquier condición es mucho peor que una condena a muerte (y sabe de ello un montón: 17 años con su hija en estado vegetativo y deteriorándose). En la familia, los tres habíamos dejado claro nuestras posiciones. Lo hablamos muchas veces. Vida. Muerte, libertad, dignidad. Somos tres purasangres de la libertad. No necesitamos escuchar letanías. Ni culturales, ni religiosas, ni políticas”. Siente un sagrado respeto a la Iglesia, pero que de ella espera lo mismo, y que nada tiene que ver en ese asunto: “No me puede imponer sus valores. Puede opinar, pero lo que diga no tiene que ver conmigo ni con Eluana. Lo que dice la Iglesia les debe afectar a los católicos, no a los que no profesamos esa confesión”.
La historia difícilmente perdonará estas insensateces e intereses espurios de Berlusconi y la insensibilidad y el sin sentido de las altas esferas vaticanas.

El niño que llevo dentro se estremece y me dice que en esas mismas circunstancias nos dejen morir en paz, porque de vida no tiene nada y somos nosotros quienes debemos decidir. Y que tampoco necesitamos letanías, ni culturales, ni religiosas, ni políticas. Queda dicho.
Y por favor, que ningún Berlusconi ni ningún Cardenal del Vaticano nos llamen asesinos. No tienen ningún derecho a tamaño insulto. Y menos aún al padre de Eluana, que ha demostrado ser un héroe, un padre ejemplar y un santo, laico, claro.

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