martes, 30 de diciembre de 2008

VA DE APLAUSOS



  • NECESITAMOS LOS APLAUSOS PARA SEGUIR CANTANDO,
    PARA CONTINUAR VIVIENDO

    Parece imposible imaginar a una compañía o grupo de comediantes, noche tras noche, imperturbables al desaliento, en el escenario, aun cuando éste se vaya quedando vacío desde el inicio de la representación, de forma que al final de la obra ya no haya nunca público alguno para poder felicitar y aplaudir el trabajo realizado. Imposible imaginar porque el aplauso para los artistas es tan necesario como el aire para respirar y seguir adelante poniendo en pie la obra y con la ilusión de estrenar pronto una nueva.
    Eres buen estudiante desde el día en el que el profesor cree en ti, te premia con una buena nota, lo que supone de espaldarazo y lo ratifica con un “has estado muy bien y el examen (o el trabajo) que has hecho me ha gustado mucho”. Y descubres que ese profesor es de los que conocen la materia, pero sobre todo a quien tiene delante de sus narices, sus alumnos, los valora y saca el mejor partido de ellos al mismo tiempo porque los quiere.
    Lo comprobamos a cada instante: necesitamos para seguir estando vivos, no ser invisibles, es decir, que nos miren, que nos oigan, que nos toquen, que nos entiendan y que en algún momento nos aplaudan; y para seguir creciendo: un caldo de cultivo apto, luminoso y cálido, no somos tan distintos de las plantas y de los animales; y para creer en nosotros mismos, que los que tenemos a nuestro alrededor confíen y crean en nosotros, de forma que si no se da esta condición, con dificultad añadiremos un codo a nuestra estatura y a nuestras imprescindibles certezas y seguridades. Decía hace unos días el pintor actual más cotizado en el mundo, Antonio López: “El dinero no es tan importante, el drama es que no te quieran”.
    Cuando te regañan o te castigan, puede que lo pienses y te ayude a madurar, puede, pero lo que nunca falla es cuando colocan tu primer dibujo junto al de los otros en la pared para ser bien visto, o te miran fijamente a los ojos para decirte que te quieren aunque hayas cometido un tropiezo, o no se cansan de alabar el trabajo bien hecho del grupo al que perteneces, o al hacer la foto te han tenido en cuenta y no te han dejado fuera del marco, de forma que cuando vas a verte te encuentras junto a todos y, ay de ti, si no te encuentras.
    Tiene que ser desesperante, y lo es, pasarse toda la vida en la cocina y en la casa, al servicio de todos, quitando el polvo, ordenando el caos, planchando, cocinando y mil tareas más día tras día, un año y otro año, y que nadie diga nunca: “que buena está la comida, hoy ha estado de muerte el besugo al horno”… y no te extrañará en absoluto que si es así la cosa, su vida sea tan insípidamente gris, tan tenazmente aburrida.
    Moraleja:
    Necesitamos los aplausos para seguir cantando, cocinando, escribiendo… y para continuar viviendo con la frente alta, que es la forma de una vida digna y de calidad, y que alguien, de vez en cuando te diga, no busques tanto el aplauso como el trabajo bien hecho, que lo demás puede que algún día llegue y deberá ser bienvenido.

No hay comentarios: