La discriminación por la edad de las personas mayores va desde las formas más descaradas: viejos, sinónimo de carca, carcamal, trasto inútil, fuera de onda, acabado, viejo verde..., hasta la más frecuente bienintencionada “qué bien te veo”, pero tal vez en exceso halagüeña, eclipsando los ecos de otros tiempos en los que las personas mayores eran consideradas como personas activas, sabias y ejemplo de prudencia, templanza y serenidad.
El edadismo es claramente discriminador dando valor a los prejuicios y estereotipos que se han ido acoplando a la edad avanzada olvidando que estamos ante un colectivo, el más heterogéneo de todas las edades: de los 60 a los 100 nos hallamos ante mundos de una diferencia abismal y ni caben en el mismo lote vital ni en el mismo campo de estudio e investigación.
Comienza por uno mismo con expresiones como: Yo ya, a mi edad, no valgo para nada, todo son achaques y goteras, ser viejo es lo peor... Y desde fuera con gestos altaneros, de suficiencia o desprecio a las personas por el simple hecho de haber cumplido muchos años: dónde querrá ir a su edad, si le quedan tres telediarios..., o con tono paternalista: nuestros mayores, nuestros abuelos..., todo lo contrario de lo que decía el Dr. Gómez Bosque de la Universidad de Valladolid cuando se refería a estas edades: “ricos en años y en experiencia”. Como actitudes sutiles de infantilización, sobreprotección, infravaloración de sus capacidades reales o los demás decidiendo por él pensando que así le está ayudando. Por ello bienvenido el anuncio de la OMS al considerar urgente intervenir con políticas públicas sostenidas, reformas legislativas, acciones educativas y estrategias de comunicación que combatan estos prejuicios.
Ya en 1968, Robert Butler, fundador del Instituto Nacional de la Edad, haciendo alusión a la discriminación por la edad, dijo: “Es una indignación. Es como el racismo. Es edadismo”. Y así es como comenzó a utilizarse esta palabra.
Recientemente, Guido Stein, profesor de filosofía y dirección de empresas en la Universidad de Navarra ha escrito esto de tanto interés: “Los mayores jóvenes (Los Yolds, en torno a los 60) no solo pueden aprender, innovar, rendir y adaptarse: lo hacen con eficacia cuando se les otorgan condiciones justas, libres de prejuicios y basadas en el mérito. La juventud y la madurez se fecundan mutuamente. Dejar de ver la edad como barrera es comenzar a verlas como horizonte. En ese cambio de mirada se abre la posibilidad de un proyecto compartido, donde las generaciones no compiten, sino que convergen”.
Y como se hace camino al andar a ello se han puesto profesores y estudiantes de la Universidad de Valladolid que han celebrado durante un año y como colofón la IV Jornada Intergeneracional con la participación de personas mayores. Organizados en equipos han organizado talleres de memoria, actividades de estimulación cognitiva, alfabetización digital, clubes de lectura, recorridos históricos pos la ciudad, sesiones de reminiscencia autobiográfica y espacios de diálogo sobre derechos sociales, participación y discriminación por la edad. El lema: “Ninguna edad sobra. Todos contamos”. Estamos en ello, oportuna y justa es toda lucha contra la discriminación contra el diferente, el color de la piel, la orientación sexual y por ser niño, joven, adulto, persona mayor, anciano... porque, ya lo sabes, ninguna edad sobra, todos contamos.
Nota no tan al margen, porque hablemos de lo que hablemos hay que levantar la voz contra el genocidio que sufre el pueblo palestino desde cualquier rincón de planeta. Tamaña atrocidad no debe silenciarse jamás. Será el final a partir de ahora.
https://youtu.be/9OJzrPRk2ng?si=ZGwF8BEdTS4-Eyr9 KATICA ILLÉNYI Tango Por Una Cabeza 2016
https://youtu.be/NieZpTvtTPw?si=e9vg_3OMf86vejF4 KATICA ILLÉNYI - Fascination Waltz Y digo yo: ¿Cómo nos disfrutar con un tango y un vals interpretados con tamaña excelsitud? Y más en la edad madura.
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