sábado, 19 de octubre de 2024

CUANDO EL AMOR PROPIO ES BUEN AMOR

 

“Me dijo hace poco un psiquiatra de confianza, escribe Najat el Hachmi, en un artículo sobre el último libro de Maruja Torres, que el amor propio no se robustece frente al espejo, sino amando: a otros, a las cosas, al mundo, a la vida”. Y me he dicho: aquí hay otro artículo a partir de esa cita de Najat, espléndida escritora marroquí-española. ¿Cómo logras la inspiración me decía ayer en clase un alumno, y le contesté enseguida que estando despierto y despejado, teniendo los ojos bien abiertos y los oídos y siempre presto en la búsqueda y captura de todo cuanto venga bien a mi huerto. Pues eso.
Necesitamos un poquito, al menos, y a veces mucho, amor propio, para ir por la vida a derecho y salir airosos. Para encontrarle un sentido al vivir y estar a gusto con uno mismo, al tiempo de ser mínimamente productivos además de disfrutar del tiempo que nos toca a cada cual. Pero ojo, lo dice con claridad, el experto: El amor propio no se robustece, sino amando, y nos se puede ir por la vida con un amor debilucho, enclenque¸ odioso, egoísta, propio de cantamañanas, gilipollas y que solo sabe mirarse en el espejo de sus aguas hasta derretirse en sí mismo.
... Sino amando:
- A otros, siempre nos está esperando una larga lista, no podemos ni debemos quedarnos encerrados en nuestro corralito o en nuestra torre de marfil y oro. Y cuanto más larga sea esa lista más se robustecerá nuestra personalidad y más abundantes serán nuestras cosechas. El amor nos hace generosos y amplía vuestra visión y nuestro horizonte.
- A las cosas que nos siguen y persiguen a donde quiere que vayamos, amigas entrañables, cual fieles animales de compañía, servidoras, cuidadoras, que nos dan cobijo, nos arropan, le dan sabor y dulzor a nuestras comidas, “nos sirven como tácitos esclavos”, dirá Borges en un formidable soneto, que termina, así de bien, de forma, y magistral de fondo:
“Durarán más allá de nuestro olvido;
no sabrán nunca que nos hemos ido”.
Con mucha frecuencia echo un vistazo a las cosas de la casa, lo libros, los cuadros, las cerámicas, las fotos... y siento en mis carnes los endecasílabos finales del soneto de Borges, no me seguirán en mi viaje, me abandonarán o seré yo quien las abandone, por eso comienzo a pensar que sería bueno irme desprendiendo de ellas para que sigan sirviendo a otros, como me han servido a mí. Y lo haré.
- Al mundo, que para nada es enemigo del alma, como nos dijeran, igual que la carne y el mismo demonio, como canté o conté en un humilde poema, en su día:
Con el mundo
me he ido desposando
a medida de mis sueños y desvelos,
trabajos
y no pocos desengaños.
Pero es mi mundo
y lo amo.
No dispongo de otro.
¡Cómo no amarlo!
- A la vida, que es el mayor don que nos ha sido dado, y aunque venga torcida, algunas o tantas veces, ¡cómo no amarla, de igual manera! ¡Cómo no reconocerla en todo su esplendor, cómo no celebrarlo y festejarlo a menudo! Amarla y darle las gracias debidas, sin olvidar hacerlo a todos cuantos han pasado a nuestro lado y nos han dado tanto y nos han hecho tanto bien.
Sí, querido amigo, entrañable amiga, lo sabes bien, sin un poquito de amor propio no movemos ni un dedo, no damos un palo al agua, no luchamos a brazo partido por nuestra dignidad y desde el amor propio llegamos al buen amor.
https://youtu.be/aenqPgVz-aY?si=oXHUb19p1ue80nfr Monti Czardas | Camille & Julie | Classic FM (¿Tocarán así de bien por un amor propio bien entendido y adiestrado?)

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