jueves, 11 de abril de 2024

QUÉ GRANDE ES LO PEQUEÑO

 




Si uno cuando lee hace pequeñas pausas, le da tiempo al cerebro a enrollarse de buena manera para seguir por su cuenta y riesgo pensando, degustando y pariendo nuevas ideas.
Qué grande es lo pequeño, por ejemplo, el musgo.
Nada menos que una científica, experta en botánica, ha escrito un libro, precisamente sobre el musgo, la estadounidense Robin Wal Kimmerer. Y lo demuestra:
Dice que los musgos están formados por pequeños brotes que son como árboles en miniatura, y que en ello hay una red de vida tan compleja como la de una selva tropical.
“Un pequeño puñado de musgo está lleno de biodiversidad: ácaros, tardígrados, nematodos y todo tipo de pequeños invertebrados que viven allí. Y al igual que en un bosque, hay algunos especímenes que pastan, otros son depredadores, también viven parásitos. En el musgo hay un pequeño mundo en miniatura”.
Ya lo ves, no es necesario ser grande para ser complejo y el éxito en la vida no consiste simplemente en ser grande, poderoso y dominante. Porque los musgos sin ser así han sobrevivido a casi todos los seres que alguna vez vivieron en la Tierra y su éxito se debe justamente a que son pequeños, “pero también a que toman muy poco del medio ambiente y devuelven mucho! Fomentan la vida de otros seres, construyen biodiversidad, construyen suelo”. Qué tonto es sacar pecho, además, cuando en realidad somos seres diminutos, poquita cosa. Por eso, no te subas por las paredes, que es ridículo e ineficaz, con lo grande que es ser pequeño, conformarse así con ello y sabiendo sacarle el máximo partido, tomando lo máximo posible del medio y devolver con generosidad lo máximo.
Escucha qué bien lo dice la experta:
“Se trata de mirar primero, pero con el tipo de intensidad que también usamos cuando escuchamos un sonido muy pequeño. Todos los días pasamos junto a musgos sin verlos, lo que tenemos que hacer es detenernos, arrodillarnos y mirar. Resulta útil tener una lupa, pero tampoco es imprescindible. Son tan sorprendentes, hay decenas de miles de tipos de musgos y cada uno de ellos es hermoso, único. Todo lo que hay que hacer es mirar, pero también lo comparo con escuchar porque para ver los musgos hay que estar callados, quietos y reducir la velocidad”.
Eso es: Detenerse, cuántas veces lo digo, ante una puesta de sol, ante un párrafo que se sale de madre por cuanto dice y cómo lo dice, arrodillarse ante un anciano o ante un niño. Ver lo primero, mirar lo segundo y contemplar detenidamente lo tercero. Este es el orden. Y si un simple musgo es así de complejo y rico cómo no lo van a ser las cosas más significativas y no digamos las personas. Insisto con ella; detenerse, arrodillarse, no se nos caen los anillos por ello, y mirar, y mejor aún contemplar, para que la piedad, la verdad la belleza calen hasta dentro de lo mejor de nosotros.
Ya ves: lecciones a aprender de los humildes y sabios musgos, lo que pasa es que no nos fijamos y vamos demasiado a lo nuestro y a la farfolla de lo grande y lo monumental
Nota no tan al margen: "TODO cabe en lo breve. Soy de los que creen que en las cosas pequeñas está todo:- El niño es pequeño y contiene al hombre; el cerebro es estrecho y alberga el pensamiento; la sonrisa es un momento y agranda el tiempo; el ojo es sólo un punto y abarca el infinito". Alejandro Dumas. Grandioso brevísimo párrafo.
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