Me gusta esta viñeta, por lo que dice, que es muy profundo, y por lo que sugiere que es mucho y rico en consideraciones.
Vamos allá:
Hay gente que se sabe parte de la tierra y a ella, por lo tanto, pertenece, y por eso la mima, la cuida, la respeta, quiero decir que mima la calle, cuida los rosales y las gazanias, respeta los bancos de la plaza y echa la basura en el contenedor correspondiente.
Hay gente que, porque se sabe de la tierra, está al tanto de lo que le pasa y la gravedad del tema en cuestión y está convencido de que es el problema número uno a resolver, porque si la vida en esta planeta es imposible todo lo demás huelga.
Hay gente que de suyo y por su buen pensar y hacer no se cree dueño de apenas nada, sino más bien servidor agradecido a la vida y a todos cuantos han pasado a su lado dejando buena huella.
Hay gente que no se cree ni el primero, sobre todo eso, pero tampoco el último a la hora de rendir, arrimar el hombro, echar leña al fuego para que se calienten los más.
Hay gente que no echa ninguna leña a los buenos fuegos cuando este está lleno de ira, desvergüenza, venganza y mala leche y, eso sí, añade más fuego al incendio devorador.
Hay gente que no da gracias por nada o le cuesta Dios y ayuda, hacerlo, y pedir perdón ni te cuento, no es lo suyo.
Hay gente que, pareciera, ha nacido para ser servido y que todo el mundo gire en torno a él, y se cree, si tiene una gran empresa que todo lo conseguido es gracias a él, su talento que es inconmensurable, su esfuerzo denodado y haberse dejado la piel en el empeño todos los días de su vida incluidas las noches, muchas de las cuales se las pasa despierto contando los milagros que ha hecho sin deberle nada a nadie, y menos a sus empleados que son unos “vagos y maleantes”. Y gente, como aquel señorito de pueblo que, en tiempos de escasez, dándoselas de estar por encima y al margen de todo, quemó un billete en medio de la plaza. Creía el pobre diablo que la tierra le pertenece.
Hay gente que piensa que eso del cambio climático es una milonga; el feminismo, el machismo al revés; la justicia y la igualdad, prefiere dejarlas para la eternidad en la que cree a pies juntillas y que a ellos nadie les tiene que decir cómo comportarse en la vida y las copas que se puede beber o la velocidad en la conducción de su coche de gran cilindrada. Si no, para qué se compró un coche así, piensa.
Hay gente..., te lo diré con el poeta argentino Hamlet Lima Quintana, para dejar buen sabor de boca.
“Hay gente que con solo decir una palabra
enciende la ilusión y los rosales,
que con solo sonreír entre los ojos
nos invita a viajar por otras zonas...
Hay gente que con solo abrir la boca
llega hasta todos los límites del alma,
alimenta una flor, inventa sueños,
hace cantar el vino en las tinajas
y se queda después, como si nada.
Y uno se va de novio con la vida
desterrando una muerte solitaria,
pues sabe que a la vuelta de la esquina
hay gente que es así, tan necesaria”.
https://youtu.be/w65HE7yarRk?si=bHWuCNZRWMpK14NE Sidney Bechet - Petite fleur
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