Hablemos de una lección de humanidad cuando apenas eran humanos nuestros más lejanos antepasados.
Sucedió hace la friolera de 1,8 millones de años, un mes arriba o abajo, y se considera quizá el primer vestigio en la historia de un comportamiento “reconociblemente humano”, dice de él el filósofo Javier Gomá. Y ello a partir del descubrimiento de los restos de unos fósiles de homínidos entre los cuales se encuentra una mandíbula sin dientes, particularidad que ha alertado a los científicos para sostener que pertenecía a un viejo incapaz de alimentarse por sí mismo, necesitando la cooperación del grupo para ingerir papilla de carne masticada. Estaba abocado a una muerte rápida, pero pareciera que su grupo apostaba claramente por la vida y alargarla lo más posible frente a la muerte siempre a la puerta con un halo de obscenidad. Javier Gomá concluye la historia con esta reflexión pertinente y clarificadora: “Ese viejo no servía para nada y, pese a su inutilidad, el grupo lo consideró digno de protección y cuidado. Allí, hace 1,8 millones de años, centelleó por primera vez el relámpago de la dignidad”. ¿No es para celebrarlo y tratar de imitar al pie de la letra en nuestros días también?
Dignidad que es don, principio humanista, valor inherente del ser humano por el simple hecho de serlo y de ahí su grandeza, derecho y responsabilidad de ser libre, la razón en la cúspide del proceso evolutivo con capacidad para ser responsable, feliz, ejercer la piedad y la compasión con el ejercicio de los cuidados a todo ser vulnerable y todo ello en la más estricta igualdad para todos los hombres y mujeres, “solo el ser humano fin en sí mismo y nunca solo medio”.
El “nadie es más que nadie y menos que nadie” machadiano, vale como norma y regla para medir la grandeza de ser hombre, de ser mujer, tanto si se tiene todo como si no se dispone de nada, en dinero, propiedades, herencias de sangre azul y archimillonarias, títulos académicos y esclavos mil a su servicio. Tanto da. Y menos mal porque la esencia de la valía, la dignidad mayor, está tanto en el más desvalido como el más encumbrado en la escala social, que nos iguala a la hora de nacer y a la hora de morir. Siempre es hora de aprender la lección para que en ese interregno se halle y sea descubierta, respetada y ejercitada.
Lo que nos lleva, me lleva, a pensar que el que nos repugne la esclavitud, los malos tratos, la violencia de género, la guerra..., y valoremos mucho los cuidados a los otros, indica el progreso moral que hemos adquirido o vamos cimentando.
Ya ves, y todo ello desde hace más de 1,8 millones de años.
Ojalá estas Fiestas de Navidad, además del turrón y los langostinos, supongan un ascenso hacia una mayor dignidad, una ejemplar convivencia y que nadie muera de hambre o frío.
https://youtu.be/pQFAUSSXW54 Acetre. La Capitana (junto a Celia Romero) incluido en el disco "Aniversario". (Sin palabras, y la piel de gallina, han dicho algunos, y yo lo subrayo)
https://youtu.be/0IFzO3dDcXY Acetre - A la Casa de las Locas
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