jueves, 17 de febrero de 2022

JÓVENES ASESINOS

 

Echar la culpa a la sociedad, así, en general, cuando las cosas van mal, cuando un adolescente de 15 años mata a su madre, a su hermana y a su padre, o un joven de Totana (Murcia) mata a Claudia, su novia, de 17 años, el primer día que le dijo: NO, es quizá erróneo y disparatado. Monstruos los ha habido siempre y, ay, los seguirá habiendo, al lado de millones de jóvenes que se levantan y tras una buena ducha van derechos a sus tareas y a cumplir con responsabilidad aunque el futuro se les ponga demasiado negro. Y la sociedad está detrás de los unos y de los otros. Así que ojo con responder en caliente con aspavientos que salen directamente de las vísceras y casi nunca de la razón, para darnos la razón a nosotros mismos del pesimismo que llevamos dentro de nuestro cerebro mal armado. Echar la culpa a la sociedad es utilizar la misma sintonía de quienes dicen a diestro y siniestro cuando hechos así suceden: esto es una mierda, ya no hay valores, no sé dónde vamos a parar, todos son iguales..., expresiones, hijas de la misma madre y del mismo padre que nacen de la mirada opaca, miope y sombría a todo cuanto nos rodea sin el más mínimo análisis un tanto objetivo y riguroso, basado en datos de manera racional.
Algo que llama potentemente la atención es la de que los muertos, aun los muy jóvenes, mueren una sola vez, mientras que los vivos, aun en el caso del chico parricida vivirá, pero su vida será una muerte, a todas luces, penosa, sombría y sin horizonte alguno, y los padres de la joven de Totana, como los de todas las mujeres violadas y asesinadas (la última, una niña de 14 años y el asesino 22), vivirán, pero morirán muchas veces a lo largo de una vida demasiado injusta, bárbaramente trágica, arrastrando una biografía que tanto se parece a la muerte siniestra que sufrieron sus seres más queridos.
Ahora bien, es claro que esos padres deberán preguntarse cómo se han comportado desde el punto de vista educativo con esos hijos asesinos, igualmente en los colegios y otros entornos. Pero la sociedad, considerada en bloque, bastante tiene con lo que tiene para echarle más culpa y peso encima. Otra cosa es que nos preguntemos todos qué hacer con los monstruos antes y después de serlo y tomar conciencia de que lo que sucede a nuestro alrededor nos incumbe. Porque siguen siendo de los nuestros mal que nos pese. Nada de lo humano nos puede ser ajeno. Ya lo sabemos.
Y por último, decir que el primer mandamiento que habría que inculcar a los hijos al iniciar la relación con chicas, hasta que lo hagan suyo, sangre de su sangre y norma suprema de convivencia, es el respeto máximo, que deben saber que nunca una amiga, novia o esposa son de su propiedad y dar por supuesto que ellas son libres para, en un momento dado, romper la relación, lo que debe ser aceptado sin más, y dispuestos a comenzar nuevas relaciones. El mundo nace cada mañana y puede ser descubierto como nuevo, así, sin más.
Nota no tan al margen: El biólogo, David Bueno, que dirige la cátedra de Neuroeducación, a la pregunta de por qué creemos siempre que los jóvenes cada vez son más irresponsables, más inmaduros y egoístas, contesta que “eso ya lo decían los griegos clásicos: Platón, Aristóteles o Sócrates” y añade que es fundamental la etapa de los primeros años y que las tres palabras claves para ayudarles son: apoyo emocional, ser un ejemplo para ellos y estímulo para que encuentren su propio sentido a la vida. Tenemos tarea y más ahora que políticos de extrema derecha niegan la violencia de género y muchos jóvenes... ¿a su sombra?
https://youtu.be/9S-wZY5LStY Rozalén: 'La Puerta Violeta' + 'Girasoles' en el Teatro Circo de Albacete - EL GAMBITERO

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