Cuando vas entrando en años es normal que haya pérdidas en prácticamente todos los sentidos, y no debes olvidar que, al mismo tiempo, se dan no pocas ganancias. Si te paree hacemos un recorrido por cada uno de ellos para comprobarlo:
Es claro que la vista da síntomas de cansancio, vista cansada se llama, no en vano, y no solo pierdes parte de la visión de águila de la que te enorgullecías no hace tanto y te cansas de leer y necesitas gafas de cerca y de lejos, pero no se te va una, porque la vista te mantiene en pie para ver todo lo hermoso y bello que se te pone ante los ojos, y no solo los más fascinantes paisajes, que también, sino las más bellas cumbres humanas y sus bajos fondos, porque te siguen encandilando contemplar unas piernas preciosas y unos profundos o tenues desfiladeros en los más enhiestos pectorales, con la elemental delicadeza para no molestar.
Las pérdidas del oído están a la vista y no es difícil que tengan que repetirte las cosas más de una vez, te pierdes parte de las conversaciones y no digamos los diálogos de muchas películas fatalmente dobladas, lo que no es óbice para escuchar, apreciar y seguir entusiasmándote con todas las melodías que se salen del cartel, y recrearte oyéndolas una y mil veces. Por no decir la fácil y rápida distinción de las voces que llevan música de fondo, y te susurran al oído, con las que llevan solo ruido y maledicencia.
A estas alturas no te puedes extrañar de la falta de piezas dentales y ya no sabes a ciencia cierta cuántas son de origen y cuántas advenedizas en buena o mala hora. Lo que no quiere decir que las glándulas gustativas no hayan ido ganando para detectar y saborear más y mejor que nunca los alimentos más sabrosos y distinguir a la perfección un tinto peleón de un buen Ribera.
El olfato, bien gracias, y aunque no llegues al de tu animal de compañía, sigue en perfecto estado para cualquier revisión, y te gustan que las mujeres huelan bien, sin echar a un lado a los hombres, como te gusta una buena colonia cada mañana después del afeitado, y de igual modo los olores de una exquisita y sabrosa comida.
El tacto sigue en casi plena forma,
enhorabuena
, y las yemas de los dedos continúan siendo tus fieles aliadas como toda la piel que rodea tu cuerpo que persiste en pie de sana guerra, y no en vano agradeciste a aquel sabio sexólogo que dijera en una conferencia-lección, que no se te olvidó nunca, que el placer del sexo se halla y se centra no solo en los genitales, sino a lo largo y ancho de todo el mapa que conforma nuestro cuerpo. Pero también como puerta abierta al beso y al abrazo de quienes asimismo te abren la suya, y no digamos en estos tiempos de pandemia de tanta escasez para animales, que somos, de sangre caliente. Y así, mientras los sentidos te funcionan, me funcionan, medianamente bien, larga vida a la vida y los placeres de los sentidos, sin olvidar a la capitana del barco: la mente, que los guía, los controla y disfruta con ellos.
https://youtu.be/Ta5q9_UBL4w Rossini - L'italiana in Algeri, Ouverture (Georges Prêtre) Fantástica interpretación de esta bellísima obertura de Rossini
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