Un nuevo nombre a tener en cuenta y una realidad incipiente, pero con largo futuro por delante, mal que les pese a los que miran hacia atrás y sus intereses, posesiones, dominios absolutos y la maté porque era mía, porque no van por ahí, por fortuna, los buenos vientos de la historia: una mayor sensibilidad de todo lo humano y una civilización mucho más civilizada, solidaria y justa.
Los títulos hablan por sí solos, de libros que han aparecido recientemente en las librerías: Hombre justos, La nueva masculinidad, El hombre que no deberíamos ser, Nuevos hombres buenos, El cuerpo del héroe, Nuevas masculinidades...
El historiador y escritor francés Ivan Jablonka, autor de Loëtitia o el fin de los hombres y Hombres justos ha estudiado a fondo este tema. Trataré de alargar su discurso.
Jablonka propone reinventar la noción de hombría, que no deja de ser buen comienzo para atinar y actuar en consecuencia “para reconciliarla con los derechos de las mujeres y la ambición democrática de nuestra sociedad”. Al hablar de nueva masculinidad estamos oponiéndonos a término de virilidad tal y como se ha entendido hasta nuestros días. El varón y su fuerza bruta, el varón y su voz de mando y su mano de hierro que hiere y mata, el varón y su testosterona, que a tantos hombres nos ha dado vergüenza pertenecer a un género así, quizá es que sin pretenderlo, o sí, estábamos alumbrando un mundo diferente y nuevo.
Sobre la masculinidad, siguiendo a Simone de Beauvoir, debemos hablar igualmente del hombre como de la mujer que no nacen hombre y mujer, sino que llegan a serlo. Para Simone de Beauvoir, ser mujer no es un carácter natural, es el resultado de una historia, ya que ningún destino biológico o psicológico define a la mujer como mujer, es la historia de la civilización la que crea el estatus femenino. El eterno femenino no es tan eterno y el hombre rey de la creación y sus alrededores no es tal. Hombres y mujeres con el derecho de poder encauzar a la propia naturaleza cuando comete errores de bulto en la asignación física de los sexos sin tener en cuenta la personalidad global.
La nueva masculinidad va, asimismo, contra el patriarcado, tan lejano a un sentido llano y profundo del sentido democrático de la vida privada y pública. Si ha sido necesario ser feminista para poner los cosas en su sitio, habría que decir lo mismo de la nueva masculinidad y acercarnos a su nuevo significado que coloca al hombre y a la mujer donde siempre debieron estar, codo a codo, iguales con todas las diferencias habidas y por haber, pero en ningún caso sometidas al varón y de su propiedad.
El autor de Hombres justos abre la puerta a la esperanza: “La supuesta crisis de la masculinidad es una suerte, porque permitirá “quebrar el monolito” y refundar un modelo caduco. Una vez diagnosticado el fin de los hombres, podemos hacerlos renacer con rasgos de hombres justos. Todavía no hay que tirar a los hombres a la basura. Hay esperanza para el cambio... Necesitamos utopías en este mundo triste, realista. Los grandes cambios del siglo pasado surgieron de utopías. Los del siglo XXI, como la lucha contra el cambio climático, la reforma del capitalismo y la justicia de género, también lo son”.
Y, por favor, que no se banalice el tema, porque la igualdad de la mujer y del hombre y la construcción de este mundo menos violento y más humano son de importancia capital y nos va una vida mucho mejor en ello. De acuerdo con Felipe Vivanco al titular un artículo sobre el tema:“La masculinidad ha muerto, viva la (nueva) masculinidad”. Abierta queda la puerta a la esperanza.
https://youtu.be/8bnfcXixwqs SILENZIUM - Moment of Peace (Gregorian cover) [https://youtu.be/YrOaRAp9cz8 Juan Valderrama y Rozalén - Más de 80 veces. Me han parecido oportunas las dos para el tema en cuestión.

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