lunes, 16 de diciembre de 2019

ODA AL PAN


Tal y como van las cosas, tal y como va la vida, no sé si habría que cambiar en la oración por excelencia de los cristianos lo referente al pan para, en lugar de pedir el pan nuestro de cada día, rogar al cielo por el primer plato y el segundo, con postre incluido, de cada día dánosle hoy. Hoy el pan no tiene buena imagen para algunos nutricionistas y para mucha gente fácilmente influenciable. Los datos no pueden ser más reveladores y deprimentes para el sector. En 1964 los españoles consumíamos cerca de 134 kg por persona al año, esa cifra cayó hasta los apenas 46 kilos en 2009, como puede verse en una gráfica elaborada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Y la caída sigue produciéndose hasta los apenas 32 kilos de pan por habitante en 2017. Las causas pueden ser, al menos, dos: la relación del pan con la obesidad y la pérdida de calidad del producto. Está claro que nada tiene que ver en general el pan actual con el de hace 50 años. La rapidez en su elaboración no es buena consejera ni la mejor aliada siendo el tiempo mucho menor en su elaboración que es donde está el quid del problema, a lo que habrá que añadir las calidad de las harinas, y de nada vale que hoy en día luzcan muchas panaderías una variedad impresionante que puede atosigar al comprador, aunque para la vista sea un lujo fascinante, pero el desengaño a la hora de probarlo es grande y ningún ejemplar de todos ellos puede competir con el pan antiguo, que era una gozada cada bocado en sí mismo sin acompañamiento alguno.
Pero sea como sea nos ha acompañado desde siempre y desde siempre se nos educó a su colocación debida y si se caía al suelo había que besarlo al volverlo a pone en su sitio. Hasta ahí llegaba el aprecio, la veneración y la importancia que tenía en nuestras casas en aquellos años de larga cuaresma, posguerra, estraperlo y tentempié.
Yo, que como pan no sé si a lo tonto, quiero decir que mucho, le tengo inmenso aprecio, imprescindible en todas las comidas y no me aparto de decir que mi respeto hacia él llega a la veneración. Así que entre el buen pan y la lechuga, para mí no hay color, con todos los respetos, y uno más, para los nutricionistas.
Nota no tan al margen: Como propina, no vendrá mal este pequeño trozo de la “Oda al pan” de Neruda, en una llamada a la solidaridad y a la fraternidad:
“...si huyes
de la casa del hombre,
si te ocultan,
te niegan,
si el avaro
te prostituye,
si el rico
te acapara,
si el trigo
no busca surco y tierra,
pan,
no rezaremos,
pan,
no mendigaremos,
lucharemos por ti con otros hombres,
con todos los hambrientos,
por todos los ríos y el aire
iremos a buscarte,
toda la tierra la repartiremos
para que tú germines,
y con nosotros
avanzará la tierra:
el agua, el fuego, el hombre
lucharán con nosotros.
iremos coronados
con espigas,
conquistando
tierra y pan para todos,
y entonces
también la vida
tendrá forma de pan,
será simple y profunda,
innumerable y pura.
Todos los seres
tendrán derecho
a la tierra y a la vida,
y así será el pan de mañana,
el pan de cada boca,
sagrado,
consagrado,
porque será el producto
de la más larga y dura
lucha humana”.
... https://youtu.be/GnV78j8WDQg Hans Zimmer - Chevaliers de Sangreal The DaVinci Code

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