lunes, 29 de octubre de 2018

NIÑOS Y LIBROS


Ella los lleva con un esmerado cuidado, como si llevara una muñeca entre los brazos de cuna. Suelen tener algo especial las fotografías de niño leyendo o llevando libros en las manos en las mochilas o en un carrito, pero estas de Veronique Faure, en blanco y negro, le añaden un plus de misterio, ternura infinita, un deje de tristeza, pareciera que les falta un toque de bienestar que le da simplemente poder llevar calzados los pies, todos sabemos porque lo hemos experimentado, que una de las mayores alegrías de este mundo ha tenido lugar cuando estrenábamos zapatos y no dejábamos de mirarlos al ir solos por la calle sin nadie mirándonos. Ved cómo lleva los libros la niña de la izquierda, ahora es ella, pero en cuando aprenda a leer, y está asegurado que será una gran lectora, no hay más que verla, con cuánta delicadeza los pasea, serán ellos los encargados de llevarla de aquí para allá, desde su interior en donde trajinará los pensamientos que va recibiendo hasta los más lejanos lugares, nunca imaginados ni insospechados.
El niño se muestra ensimismado, es seguro que está deletreando y uniendo las sílabas como cantos rodados río abajo en la lentitud quieta de la tarde. Palabras que le hacen sumergirse en el río que va a dar a la mar del conocimiento y en donde todos los misterios y aventuras tienen su asiento.
La niña y el niño, quién lo dijera, con libros como juguetes entre sus manos, como denuncia, anuncio, nueva noticia, alas a la esperanza, ganas inmensas de no dejarlos solos, más bien estar a su lado para aprender juntos el latido de cada verso, la música de cada poema, los entresijos de los personajes de cada historia..
Dale un libro a un niño y no soñará con pistolas de trapo y metralla; enséñale a jugar con las palabras, los acentos y las comas y tendrás un escritor en ciernes, que se irá perfilando en la medida de que tengas a buen recaudo los libros destinados a él; lee con él y ella cuentos, con música de fondo, y no te olvides de comenzar al día siguiente por el mismo relato, que es lo que más les gusta, porque ya les suena y lo dominan, con voz distinta y finales abiertos;  haz con ellos acertijos, encoge las frases, para dominarlas mejor, y ayúdales a estirarlas hasta que digan lo más conforme a tus deseos y los suyos; compite a ver quién es capaz de decir mejor los trabalenguas sin que se trabe la lengua y el sentido. “Creo que los niños son el futuro,  enseñadles bien y dejad que guíen nuestro camino”, cantaba con voz potente y desafiante que te raspaba o te susurraba, como nadie, la gran Whitney Houston.
Si ante un sillón pudo decir Jorge Guillén: “el mundo está bien hecho”, ¿cómo no decir lo mismo ante estas dos fotografías que ponen orden, armonía, cierto alivio y mucho futuro?
... Se me resistía al principio dar color y fondo a estas fotos y al llegar al párrafo final me he dado unos golpes en la cara de alegría. ¿Estaré trastornado?

2 comentarios:

Luis del Pozo dijo...

Ángel, en primer lugar saludos, creo que las fotos en blanco y negro nos centran mejor, sus matices de grises enriquecen el instante captado; es verdad que las cosas tienen colores pero la fotografía en blanco y negro es más sugerente y más potente. En colores aparecerían tantos objetos en estas dos fotografías que los niños y los libros dejarían de ser los protagonistas y la idea principal.

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Hola, Nanete: Totalmente de acuerdo. El blanco y negro en fotografía tiene una fuerza que no tiene el color. Y me gusta esa idea que anotas de que el color desviaría la atención y el asunto central que son los protagonistas. Gracias por andar por aquí. Un abrazo