Apriétense los cinturones cristianos de misa y olla, creyentes de buena fe, gentes de un país y de otro que miran para otro lado, y tiemblen un poco, al menos, porque por la Iglesia de Dios ha pasado un tsunami que se ha llevado de calle a miles de inocentes, quienes después de muchos años de atropellos llevan una cruz que los sigue destruyendo cada mañana, tarde y noche y día a día y años tras año. Y escuchen a uno de los más importantes teólogos actuales, quien ha definido así el hecho:
“La pederastia es el mayor escándalo de la Iglesia católica durante el siglo XX y principios del XXI y el que más la desacredita. No se trata de una enfermedad pasajera que afecte excepcionalmente a algunos de sus miembros, sino de un cáncer con metástasis que alcanza a todo el cuerpo eclesiástico: cardenales, obispos, sacerdotes, miembros de la Curia romana, de congregaciones religiosas, educadores en seminarios, noviciados y colegios religiosos, etc. Quienes se presentaban como modelos de entrega a los demás, se entregaron, sí, pero a crímenes contra personas indefensas. Quienes se consideraban expertos en educación utilizaron su supuesta excelencia para abusar de los niños y adolescentes que los padres y las madres les confiaban. Quienes decían ser “guías de almas” para llevarlas al cielo por el camino de la salvación se dedicaban a mancillar sus cuerpos, anular sus mentes y pervertir sus conciencias”. Juan José Tamayo
No sigo, subrayo cada línea, cada palabra y hasta cada suspiro del teólogo español y te dejo con él. Por nada del mundo quisiera poner mis sucias manos sobre este texto tan valiente, crítico y diáfano.
Solo añadir unos ejemplos de denuncias y condenas en algunas partes del mundo, por no hablar de Irlanda, Brasil, España, etc. etc.:
- México: Entre enero y febrero se presentaron 1.940 denuncias de pederastia en todo el país.
- Australia: Una comisión oficial ha recibido 4.500 quejas por presuntos ab usos a menores.
- EE.UU: En Boston, entre 1984 y 2002 se produjo uno de los mayores escándalos de pederastia en la Iglesia, con centenares de víctimas. Y en Pensilvania un gran jurado ha revelado que la cúpula católica encubrió y toleró durante 70 años las agresiones cometidas por más de 300 sacerdotes de esta Estado norteamericano contra más de 1000 menores.
Y solo tres hechos:
- Una familia con nueve hijos denunció agresiones a cinco niñas.
- Un cura atacó a una víctima en la confesión y siguió los abusos cuatro años.
- El Vaticano conocía desde 1963 los abusos sexuales en Pensilvania.
Y uno se queda sin palabras. Un poco todos nos quedamos sin palabras. Pero queremos hechos.
Nota no tan al margen: Ojo, porque aprovechando que el Pisuerga pasa
por Valladolid, la ola más conservadora y rancia de la Iglesia se quiere
llevar por delante, de malas formas, al Papa Francisco. Ya quisieron
hacer lo mismo con el inmenso Juan XXIII, siempre de feliz memoria por
convocar el Concilio.
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