No tengáis miedo, que las apariencias engañan. Vete a saber a dónde va y qué intenciones ¿por qué han de ser siniestras? lleva en la cabeza. No tiene por qué ir a la sede del PP en Génova como maliciosamente dice el pie de foto, pero que la sangre no llegue al río, añadí yo, después de decir: me gusta, porque, así es, me gustan la foto y el salero de esa vieja con aires ¿asesinos?, vaya Vd. a saber, ya digo. No adelantemos acontecimientos, ni seamos mal pensados, ni hagamos caso al refrán mostrenco: “piensa mal y acertarás”. Echemos a andar o a volar a la imaginación a ver lo que da sí:
Primera versión: está más claro que el agua, se ha puesto su marido a cortar leña y como la herramienta está muy mellada, y es pequeña, le ha dicho, a voces, que le lleve la buena, la de siempre de cortar leña, y va como alma que lleva el diablo antes de que se enfade, que es bueno el hombre, pero tiene un genio de mil demonios.
Segunda versión: Está cansada de reñir a los chicos que entran en el huerto como de andar por casa y, además de comerle los higos mejores y maduros, le hacen una trilla donde mejor tiene los tomates y las berenjenas y quiere darles un buen susto, pero nada más, pobre de ella, que no ha matado una mosca en su vida y las tenía a cientos en la cocina. Se había acostumbrado a vivir entre ellas.
Versión tercera: Le prestó la vecina del final de la calle el hacha para partir unos palos de leña, pues el invierno ha puesto su rostro más ceñudo, y como la ha tenido una semana entera, se ha dicho: de hoy no pasa, de ahí esas prisas, como si le fuera la vida en ello y en ese instante.
Versión cuarta: Pero sí, no te quito las ganas, también puede ir a derecho a deshacer agravios, enderezar entuertos y hacer justicia, como pretendía don Quijote, porque han llegado a sus oídos, una vez más, que el viejo estaba retozando y de fiesta con una pelandusca, así la llama, bastante más joven que él y que ella, del barrio de abajo que frecuentaba tiempo atrás. Y armada, con lo que tenía más a mano, allá va decidida a poner las cosas en claro y en su sitio y deshacer el mayor de los agravios que a la hija de su madre que en paz esté se le está haciendo. Y dicen las comadres del lugar que, antes de llegar, cegada por el deseo de venganza, tropezó en lo más empedrado de la calle obligada a regresar a casa hecha un Cristo, mientras su hombre se la estaba pegando bien pegada.
Quinta versión: Esta y otras muchas, ya, a gusto del consumidor, en este caso, del lector. Y que corra la imaginación a donde te lleven el viento y los buenos aires.
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