jueves, 4 de enero de 2018
CAMISA BLANCA - CAMISA NEGRA
... Para empezar con buen pie y camisa limpia, blanca y negra, el año 2018.
Mis únicas banderas son la camisa blanca y la camisa negra. Con la blanca “alzo una rosa” acompañado de la voz de Pasión Vega y Luis Pastor y la letra de José Saramago, y brindo por la vida en su vertiente de ética y sensatez para tiempos corruptos y revueltos. Con la camisa negra acompaño al luto alargado de este mundo harto de dolor y sangre y me uno desde los restos que me queden de piedad y de compasión. ¡Cómo olvidar el sufrimiento de tanta gente ayer, hoy y seguro que mañana! Un gesto abierto a la sonrisa para celebrar la belleza de este mundo, la celebración de los hermosos y gozosos momentos de fiesta y un buen chiste y una mueca de dolor por el mal que hemos hecho y todos los padecimientos de esta tierra, que ya rebosa el vaso, y quiero estar ahí sintiendo y dando el obligado pésame a todos cuantos sufren en calidad de víctimas inocentes.
Parto de estas premisas porque creo que es de vital importancia apostar por la alegría, la fiesta y la esperanza, junto a todo lo que de hermoso, justo, sabio y bueno, piedra angular que nos sustenta y eleva nuestra estatura al mayor nivel imaginable. “La única inversión que nunca da pérdidas es la bondad. Es la insistencia de esta música de arpa la que hace vibrar el mundo y nos conmueve”, escribía Henry David Thoreau, me uno a él; sin olvidar el lado negro de la vida en su vertiente dolorosa de hambre, guerra, maltrato y violencia, a veces, a todo cuanto se mueve y respira, que ya es decir y ya es negrura.
Cada mañana asistimos al milagro de mayor esplendor que se pueda imaginar y soñar: el sol naciendo y un día más de regalo sin merecerlo y que, a poco que pinten las cartas, la jugada para una inmensa muchedumbre va a ser redonda y de inmensa suerte. Pero, ¿cómo olvidar que en esta aldea pequeña y diminuta de este amplio mundo existen inmensas fracturas y sangre asesina y genocida acumulada de siglos?
Por eso elijo estas banderas que no son banderas y menos armas arrojadizas contra seres como yo y de mi condición humana, que amplío a mis hermanos los animales; la camisa blanca de fiesta y domingo de Pascua de Resurrección para acompañar a los almendros en flor y saludar a la naturaleza entera, mi otra hermana y compañera de viaje, y la camisa negra de luto riguroso porque mi sensibilidad quiere estar allí donde se apaga la sonrisa, triunfa el miedo, tiembla una carne temblorosa.
Desde los ecos y la canción “Alzo una rosa” dejo que se pose en mis hombros la alegría de vivir hasta el final de mis días y mis noches en plena hermandad con la naturaleza, sin olvidar el llanto, el miedo y la pena de tantos ciudadanos que pululan por un mundo hermoso que les da la espalda.
Nota no tan al margen: Ya puestos no estaría mal volver a escuchar esta bellísima canción cantada por Luis Pastor Y Pasión Vega. Yo ya lo estoy haciendo. “Alzo una rosa, y todo se ilumina”.
Publicado por ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ en 3:20
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