miércoles, 24 de septiembre de 2025

¿CUÁNDO EMPIEZAS A SER VIEJO?

 



Ya lo sabes. Tenlo bien presente: “La vejez empieza cuando los recuerdos pesan más que las esperanzas”.
Cuando no haces más que hablar de tus batallitas allá en tu prehistoria, es inequívoca señal de que tu tiempo está más allá que acá, has entrado en tierra de viejos.
Cuando tus canciones son de los años 40 y aun más atrás, no es necesario que me lo susurres, está claro que te has quedado en el siglo XX, y en sus comienzos. Lo moderno no está contigo.
Cuando añoras los valores de la época de tu juventud, y hasta te atreves a proclamar: “ya no hay valores” y no descubres los valores nuevos que más entusiasman a las gentes de hoy y por los que luchan, ni comulgas con ellas, estás perdiendo fuelle y conexión con el mundo actual, te estás quedando viejo, porque te recreas más en el pasado que en el por venir.
Cuando repites con insistencia: “Yo ya, a mis años, ya no valemos para nada, dónde voy con estas pintas, ay, ay, ay...”, y no haces más que recrearte en tus recuerdos, sábete que te estás enterrando antes de tiempo.
Ahora bien:
Cuando estás a gusto entre los jóvenes y en general tus amigos son 10, 20, 30 o 40 años menos que tú, es buena señal de que aún tu lejana juventud conecta con la de hoy y aquel joven que fuiste no murió del todo.
Cuando escuchas música clásica, buenos pasodobles, tangos y boleros y la música que se hace hoy, es señal de que eres de otra época y de esta con el mismo derecho que los que nacen hoy.
Cuando no te sale decir “en mis tiempos”, no todo está perdido, sino que estás en sintonía con el mundo de hoy sin perder apenas comba, porque este, también, es tu tiempo.
Cuando te importa lo que harás mañana y los próximos meses y hasta el próximo año, y tienes proyectos, sueños y deseos de que se cumplan, no has entrado en la vejez, aunque seas viejo, te quedan días y momentos de gloria. Y de vida buena. Y que nadie te restriegue que eres viejo, sinónimo de inútil, carca y carcamal.
Cuando la esperanza, con sus ilusiones, sueños, deseos y planes nuevos en su dulce compañía, pesa menos que los recuerdos unidos a la añoranza, ciertos aires de melancolía y morriña por lo que se ha ido y perdido definitivamente, has entrado en la vejez que, por cierto, es una etapa que puedes sacarle gran provecho si te lo planteas en serio. Rodeada de sombras y achaques, llamémoslos, si quieres, percances, tiene su lado potente y luminoso, no lo olvides, tienes el derecho y el deber de descubrir la parte buena y hermosa de esta nueva etapa y entregarte de lleno a vivirla satisfactoriamente y en positivo cuanto dé de sí y puedas con ello. Hay miles de ejemplos espléndidos que pueden abrirte caminos y servirte de modelo y estímulo. Búscalos, están delante de tus narices o fuera de nuestras fronteras. Son y están.

1 comentario:

Una alumna dijo...

Siempre tu eterno optimismo. Gracias por el contagio...