Lo normal, cuando eres niño, adolescente o joven, es que solo mires hacia adelante y hacia el futuro que te aguarda expectante. Toda la vida por delante, cómo no mirarla con la mirada del potro salvaje ante la pradera para correrla y recorrerla a discreción y placer. Es la página en blanco que todo escritor contempla con ansias de inundar de palabras.
¿Pero, entrados y cumplidos los muchos años, las personas mayores pondrán la mirada sobre su futuro con similar expectación, curiosidad y pasión?
Me apetece sostener que por qué no. El futuro es suyo, es nuestro, con el mismo derecho que los jóvenes y como igual que ellos somos de este siglo, ni del pasado, y menos de la Edad Media o el Paleolítico. Eso depende de ti, depende de nosotros para seguir esperando que la vida, dure lo que dure, pues nadie sabe si esta tarde o dentro de unos meses tendrás la ocasión de vivir instantes de casi infinita felicidad y de mayor valor que todas las etapas anteriores juntas.
Ni de entrada ni de salida nadie tiene derecho ni poder para quitarme, quitarnos, ese sueño, esa posibilidad, esa circunstancia nada banal, nada accesoria y más bien con el peso específico de las cosas grandes.
Citaré, una vez más, a Rita Levi Montalcini: “Yo creo, al contrario que Bobbio, decía, que no debemos vivir la vejez recordando el tiempo pasado, sino haciendo planes para el tiempo que nos queda, ya sea un día, un mes o varios años, con la esperanza de poder realizar unos proyectos que no habíamos podido acometer en los años juveniles”.
Ahí quería llegar, no tolerando que nadie frene nuestros sueños ni nuestros proyectos de vida, sean chiquitos o tan ambiciosos como pudo serlo y atreverse a poblar de figuras grandiosas la grandiosa Capilla Sixtina como lo hizo Miguel Ángel, en plena madurez, y en nuestro tiempo inmensos talentos más allá de los 90 nos están dejando boquiabiertos.
Y quería llegar también a la cita que he cogido al vuelo, que hago mía y que jamás dejaré que se pierda en el olvido: “Supongo que la vejez comienza cuando miramos atrás más que adelante, pero lo cierto es que yo sigo mirando con ilusión los años que me quedan por vivir y, sobre todo, las sorpresas que me aguardan cada día”. May Sarton, poeta, novelista y memorialista estadounidense, en “Diario a los setenta”, que deberé leer.
La hago mía, insisto, con pleno derecho: Desde que me jubilé me he metido entre otras cosas a coordinar y dirigir dos talleres semanales de escritura creativa y ya, como quien no quiere la cosa, llevamos a la espalda 15 cursos y está esperando el próximo Nº 16, que ya, desde hace unos meses por aquello de mi impaciencia tengo preparado y listo el programa con 33 sesiones y 100 páginas apretadas, con el ánimo subido de tono, quiero decir que con más ilusión, lógicamente, que los primeros años. Ya les he dicho para motivarles más de lo mucho que están que me gustaría hacerlo a mí de lo bien, me parece, que ha quedado. En esto no necesito abuela.
Está claro: El futuro también es nuestro. Otro día hablaremos del edadismo, concepto en boga, que apareció hace ya más de 50 años, que nos quiere robar el futuro. ¿Serán necios y ladrones?
https://youtu.be/R8RjV3yfSZw?si=ypo7hOlv0OWM1xVF Luz Casal - Volver a comenzar (Lyric Video)
1 comentario:
OPTIMISTA hasta el infinito y más allá. Eres genial PROFE. Gracias, por el optimismo que nos regalas. Un abrazo.
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