sábado, 12 de abril de 2025

NAVEGAR EN LA MAGNITUD DE UNA LÁGRIMA

 



“APRENDÍ, como Penélope, a detener el tiempo, a pasear con el alma desnuda por los salones de la memoria... Aprendí a escuchar el silencio y a navegar en la magnitud de una lágrima".
No sé de quién es esta frase, la he encontrado en el muro de mi amigo José Antonio Fernandez Trejo, que es más voluminoso que el baúl de la Piquer, y me quedé prendido de la segunda frase, sobre todo: “Aprendí a escuchar el silencio y a navegar en la magnitud de una lágrima". Aunque no desechemos la primera doble. Aprender a detener el tiempo, se nos va..., y estamos lamentando toda la vida que se vaya tan deprisa. Y lo de pasear con el alma desnuda por los salones de la memoria, que puede tener tantas lecturas como lectores dada su potencia poética tan sugerente y fascinante. Pasear como los hijos de la mar por los salones infinitos, y algunos más queridos, de la memoria que nunca descansa. Pero, para mí, la deslumbrante es la última:
“Aprendí a escuchar el silencio y a navegar en la magnitud de una lágrima". También doble. La primera parte sin desperdicio: escuchar el silencio siempre tan abierto a la mayor de las honduras y al mejor de los tesoros para encontrarse con uno mismo sin andar dando a lo tonto golpes de ciego y manotazos al aire. Del silencio, tan elocuente. Y la segunda, que es la que yo más valoro todavía y quiero quedarme a solas pensando:
“Aprendí a navegar en la magnitud de una lágrima".
... Que es nada menos que vivir en el mismo filo de la sensibilidad para lanzarse de lleno a lo más profundo del alma humana en su dolor, en su soledad abierta como una herida de cien mil cuchillos sangrante.
... Que es abarcar la inmensidad de alguien que clama desesperado y no recibe ninguna contestación ni respuesta de afecto y ternura.
... Que es adentrarse en lo más profundo y doloroso del otro cuando más frágil es y quedarse a solas y en silencio con él acariciando su dolor y su desgracia.
... O acaso “llorar alrededor de la mañana feliz”, como dijera el poeta Juan Gelman, porque había que estar igualmente ahí donde reside el misterio de vivir en medio del llanto y el dolor cuando la mañana es feliz y risueña.
https://youtu.be/sAU-pZCxVMM?si=oGfqr4DHfEYeMW10 Amaia - “Tengo Un Pensamiento” | La Revuelta

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