miércoles, 9 de abril de 2025

KIT-MOCHILA DE SUPERVIVENCIA

 



¿Pero qué broma es esa? Un kit-mochila de supervivencia para 72 horas y después de los 3 días, dijo mi santa enseguida, ¿qué?, y sigo yo: ¿Qué haremos sin pastillas, sin papel higiénico (¿recuerdas el almacenaje de algunos cuando la pandemia?), sin agua mineral, sin latas de conserva y alguna chocolatina?
Menos mal, en cuatro días pasó a mejor vida la genial y salvadora idea para quedar sepultada en el mejor de los lugares: el olvido.
Y digo yo: Nada de supervivencia, sino vivir y seguir diciendo con vehemencia no a todos los Putin, Trump, Netanyahu... y lo que representan, en estos días aciagos y meses malditos, que ya dije en su día que pasarán, mal que les pese. Vivir y tratar de hacer mejor lo que venimos haciendo bien y nos traemos en buenas manos frente a la barbarie, la estupidez y la indecencia.
Y cuanta más incertidumbre, para qué las certezas absolutas, más dar fuerza al compromiso social, al apoyo a los que nos necesitan, afinando los cuidados, votando a quienes están a favor del orden frente al caos, y la justicia y la defensa de los más débiles y diferentes, y luchar por ello, es decir: apostar por lo bueno, lo bello y lo urgente, sin olvidar la risa que sigue siendo lo más revolucionario en un mundo de aguafiestas, mediocres y siempre cabreados con mirada siniestra.
Y la actitud ante el mañana venga como venga y suceda lo que suceda, con la misma actitud de Sócrates: Ya sabes, a la mañana siguiente le condenarían a beber la mortal cicuta, y un ciudadano del lugar, al verle tocar la lira le preguntó, para qué le servía aprender a tocar la lira si iba a morir al día siguiente, y el sabio, impasible, sereno y lúcido, le contestó: “Para tocar la lira antes de morir”. La lección estaba dada, llega hasta nosotros y era bien clara: ¿Cómo prepararse a morir? Pues lo mismo: seguir haciendo lo que estabas haciendo. Vivir y dejar el sobrevivir para los que no tienen sangre en las venas ni pasiones en el alma y hacer las tareas como si el final no llegara nunca y como si fuera la primera vez, con el mismo entusiasmo y similar ilusión.
Y volver, volver, volver a bailar el mismo tango, si puedes con los pies, y si no, con el corazón y los ojos que se te salen al verlo bailar. ¡Es tan hermoso bailarlo o simplemente contemplarlo y seguir el ritmo que te marca la pasión escondida en la memoria!
Y no pensar demasiado en el mañana del que nada sabemos, bástenos el hoy, recién salido del horno para degustarlo y vivirlo a tope, y con el Eclesiastés que dijo sabiamente y con regocijo y alegría: “cada día tiene su afán, regocijémonos y alegrémonos en él”.
Y dejar de una puñetera vez obsesionarte y pre-ocuparte del futuro que no ha llegado. Si tu tía quiere preparase su kit-mochila, allá ella y sus extrañas salidas, pero que dejen de meternos el miedo en el alma.
Nota no tan al margen: Los berridos de Trump, después de venir del golf, y el “desprecio” a los que condenan sus aranceles, diciendo que “es hermoso” cómo arde y sufre el mundo, es como cuando Nerón reía y recitaba versos pésimos viendo arder Roma. Y hace unas horas con inusitada grosería. Pues eso, un no mundial a todos los Nerones que nos van saliendo.
https://youtu.be/XurLyoRXP54?si=9yuVW_CRbj2Ua9zo María Dueñas, Itamar Golan – Fauré: I. Après un rêve (Version for Violin and Piano)

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