Una buena imagen es aquella que habla sola y apenas necesita explicación. Esta es una de ellas. Pero como pienso siempre en la fuerza de la imagen y el valor de la palabra, no estará de más acoplarle algunas para darle aliento, más luz si es posible, comprensión total, compromiso manifiesto, unas ráfagas de fuego amigo... y una impresionante melodía al final.
Siempre hay que detenerse ante lo bello, lo bueno y lo pertinente, la imagen dentro de la trágico es fascinante, anuncia, denuncia, expresa y es toda una declaración provocadora de una realidad terrible, sombría y cruel.
Insisto que hay que detenerse, ¿para qué las prisas?, las cosas buenas deben quedarse a dormir con nosotros, nos harán bien, o nos despertarán de una conciencia en exceso relajada e insensible, y no estar en la vida por estar y a bulto, nos impulsarán a la acción urgente y necesaria, no nos dejarán dormir en paz hasta que despertemos del dulce y estúpido letargo, por todo ello qué menos de comenzar a deletrear la imagen: Bellísimas las tres mujeres con sus niñas y sus bebés asomándose a la vida que esperan y desean que lleve el sello de la dignidad y puedan disfrutar de ella y poder darle las gracias por tanto bien. La leves sonrisas las delatan, quieren vivir el presente y que el futuro les sea benigno y hasta placentero. Pero todo se viene abajo para ser encerradas de por vida a vivir en cárceles que solo la maldad más absoluta y criminal ha podido inventarse. Encerradas, condenadas, lejos de toda libertad para vivir su vida a su gusto y desde su libertad más elemental y plena. Para ellas no es la calle y la plaza, el baile y la fiesta, la enseñanza hasta el final de sus vidas y la asistencia al cine, al teatro, la biblioteca, la tertulia entre amigas, el paseo a donde quiera llevarles su aire y su viento preferido...
Advierte como la luz y el color y la sonrisa al deseo de vivir en paz y en libertad han quedado aniquilados, hechos sombra, negrura, cárcel para la locura, un contradios, una falta absoluta de sentido. Ni siquiera existen en el último recuadro. Pero, ojo, porque hay que tener mucha ceguera y no poca miopía para que la esencia del mensaje de la viñeta no nos pemita ver que esa realidad de la invisibilidad se da en muchas instituciones cercanas, en el fútbol por no ir más lejos, concretamente en la presidencia de las federaciones territoriales, por ejemplo, y aunque no haya maldad hay poca altura y demasiada desigualdad.
Qué difícil tiene que ser vivir como el caracol con la concha a cuestas y una cárcel pegada al alma. Qué difícil e insoportable. Y qué mal gobernado este mundo tiene que estar cuando se permiten estas cárceles siniestras que son un atentado a lo más sagrado de la libertad, en este caso de la mujer. Lanzar un grito en el interior de cada cual no basta, pero es mucho.
De no ser que todo eso es y existe, sería difícil y hasta imposible imaginarse que pudiera darse esta gravísima injusticia y letal desorden moral en este nuestro siglo XXI. Hasta ahí llegan las aguas del horror y la ignominia.
https://youtu.be/5MFwO6f9bAw?si=KMqIxRr1sn1vnRVH Joshua Fit The Battle of Jericho / SPIRITUALS JAZZ ORCHESTRA
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