domingo, 12 de febrero de 2023

UNA HISTORIA ROCAMBOLESCA

 

Eso es: una historia rocambolesca, en la que me vi metido casi dos horas disparatadas y sin sentido, menos mal que con final feliz, y sin falta de enjundia para llevarse al espíritu en calma. Tenía que pedir las últimas voluntades de una de mis hermanas recientemente fallecida, y ya sabía, no sé por qué, que debía hacer la gestión pasados los 15 días, pero no sabía dónde y lo indagué en Internet, donde está todo lo habido y por haber. Tenía suerte porque está al lado de casa, solo con cruzar la carretera de Salamanca me ponía en Usos Múltiples y allí encontraría la Gerencia Territorial de Justicia donde conceden el certificado pertinente, piso 3º, ascesor izquierdo, gracias. Y sabía que había que pedir cita, y de nuevo a Internet en donde se dice que puedo solicitarla de forma presencial, por teléfono o por correo electrónico. Y entro en el bosque enmarañado del pulse uno, dos, tres o cero, y a los pocos compases musicales, suerte, me informa una voz lejana sudamericana que, siendo de Valladolid, debo hacerlo en la Gerencia Terriotorial de mi Comunidad Autónoma, gracias, de nuevo, que uno es hijo de una madre educada y fina. Intento llamar por teléfono y, tras algunas llamadas, porque nadie contesta en un primer momento, me indican que lo haga por Internet en una página Web, y cuando tengo todas las casillas rellenadas, no hay forma de que nadie responda si es la hora y el día que yo he seleccionado o debo ajustarme a lo que me indiquen y ahí se paraliza el proceso, ni para atrás ni para adelante. Llamo a mi santa, porque uno sabe lo listo que es en estos menesteres cibernéticos, tiranto a poco, pero hete aquí que entre los dos no hacemos ni uno bueno. Harto y cansado, decido marcharme a cruzar la carretera citada y presentarme ante la ventanilla de turno y ¡oh, sorpresa de sorpresas! Tras unas primeras palabras amables porque detrás de la ventanilla había una señorita amable, gracias, por tercera vez, ya sabes lo de mi madre, me dice que, como tengo 83 años, es lo que le he dicho al preguntármelo, me suelta con una sonrisa que se agradece, que entonces no necesito pedir cita, sino que simplemente me presente allí pasados los 15 días desde el fallecimiento, a lo que contesto que, en efecto, ya hace 15 días, porque falleció el día 20 de enero y estamos a 6 de febrero, pero según sus cuentas no hace quinces días porque hay que contar teniendo en cuenta solo los días laborables. Ah, digo, gracias, cuarta vez, en tan poco tiempo. Ya sabe, viene cuando le venga bien y sin pedir cita, poniéndose simplemente a la cola. Muchas gracias, ¿y van?, muy amable, buenos días. Y salí de allí con una sonrisa interior de lado a lado de la cara deseando llegar a casa para contarlo. Pues eso que una historia rocambolesca, tras dos horas disparatadas, con tan poco sentido, que dan lugar a una sonrisa y con el significado que tú le quieras echar, por ejemplo, que nunca sabes cómo pueden terminar la mañana, las historias, los disparates, las llamadas a los organismos múltiples y las llamadas del pulse 1, 2, 3, 4 o 0. Pues eso, que nada como cumplir muchos años para no tener que pedir cita y algunas cosas ventajosas más. Vivan los quintos del 60, ea.
https://youtu.be/nBFcOSRY6nk Natalia Lafourcade – “Porque te vas” (Premios Goya 2023) A la memoria de Carlos Saura por tanto como nos regaló, gracias, maestro.

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