viernes, 26 de octubre de 2018

CUANDO SIEMPRE ES PRIMAVERA


Ya se nos dijo que el tiempo está más bien en el interior que en el exterior y que tras las arrugas puede seguir latiendo con fuerza el corazón si no se amilana con los años
o que la primavera está para quien la trabaja y la sabe disfrutar
y que más vale un beso apretado que todas las ocurrencias juntas incluido el oro del mundo
o que la pasión no tiene edad
y que el mejor abrazo es del que más lo practica
o que la ternura está siempre más cerca de los niños y los ancianos que de “los ciudadanos de polo-cuello-levantao, guapitos de salón presidencial de repuesto y contertulios amarillos de rabia, bilis y silicona”, como dice de ellos mi amiga y admirada Isabel Castaño con genial desparpajo.
y que la sabiduría va unida al temple humilde y sereno
o que la mejor procesión va por dentro, sin alharacas
y la mejor vida está para quien sabe vivir la vida buena mejor que apuntarse sin tino a la buena vida
o que el gran amor está a la vuelta de cualquier esquina si es sabio y buena gente quien lo practica
y que vale más un encuentro como el de la imagen que cien mil reinos bajo tu mando
o que, ¡qué poco vale la vida si no es así de apasionada y compartida!
y que un beso como el de esta pareja, aunque no se levante nada, sostiene el universo y le da más sentido que cien polvos a la redonda, y que tras él puede haber una larga vida de integridad y armonía
o que es infinitamente mejor y de sabios “hacer el amor” en cualquier momento de tu vida, de mañana, tarde o noche y en todas las etapas de la vida, con fuego, sin fuego, pero con pasión, aunque te queden tres telediarios, que “hacer”, a lo tonto, injusto, estúpido y absurdo, “la guerra...”, siempre injusta, estúpida y absurda.
Y eso: que no importa ni el otoño ni el invierno de tu cuerpo, porque tú siempre serás primavera.
¿Cómo atreverse a llevarles la contraria a estos dos viejos enamorados hasta las cejas y las últimas arrugas?

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