¿Por qué vas a ser diferente de los demás? ¿No ves cómo todo Dios baja las bolsas de la basura, no a los contenedores al uso, sino al medio de la calle, a Internet, al Parlamento, al debate de tertulianos... para que corra el olor y la peste por todos los rincones? Y te dices, lógicamente, ¿por qué voy yo a ser distinto?
Es lo que tiene incendiar la calle, el Parlamento y las Redes y donde quiera que estemos y nos movamos, que dan ganas de hacer lo mismo, así arden los montes y no hay incendio que se apague si cada uno aporta su cerilla al fuego que más arde.
Y así, no hay manera, claro está, para qué vamos a llevar la basura donde siempre se hizo y donde hay siempre que llevarla, si todo el mundo va en dirección contraria. Hasta tal punto que el ambiente, muchos días, se hace irrespirable, en gran parte por la boca de políticos, empresarios, jueces, profesores de Universidad, tertulianos y barberos de tres al cuarto, con palabras feroces, gruesas, llenas de mentiras y homofobia, cargadas con la metralla de mil demonios, manos como puños y armas blancas y negras, y ya que está tumbado en el suelo y muriéndose hay que rematarlo con cien patadas en la cabeza, y en gran medida porque todos nos desentendemos y no decimos ¡basta ya! con todas las de la ley y el coraje a prueba de bomba y de una ética elemental.
Mandato nº 1.- Hay que salir, por ello, a apagar fuegos y encender otras llamas, a las escuelas todas, desde los jardines de infancia hasta los claustros de todas las universidades para aprender buenos modales, por encima de letras, números y algoritmos; a la calle para invadirla de música y buen rollo, fiesta y terrazas para beber el aire de la amistad y la buena camaradería; a los hogares para que los malos tratos nos lleguen y no nos dejen en paz hasta denunciarlos y echar un mano a cada víctima y no dejar de pedir justicia para los maltratadores y canallas; a la prensa radio y televisión, para no permitir una palabra mal dicha a quienes están obligados, a hablar bien y escribir decentemente, a usar mejor que nadie el lenguaje bien hablado y mejor escrito, y si no hacen caso, desconectar es lo más saludable y eficaz. Ya está bien de repetir, y ya van dos: “pues os jodéis”. ¡Pobres trabajadores, pobres pensionistas! ¿No veis cómo hay quienes, y suelen ser los mejores, hablan y escriben con ejemplar corrección, buen uso de la gramática, la lengua y el decoro? Quizá sean una excepción, pero son un magnífico ejemplo a seguir.
Consejo nº 2.- Hay que salir a la calle con la escoba de la paz por bandera y la palabra cálida en lugar del insulto, tanto si viene a cuento como si no, dar los buenos días donde quieras que entres y, una vez servido, dar las gracias al camarero, al tendero y a todo conocido que se cruce en tu camino. ¿Cómo entender que lleves con ellos 20 años en el lugar de trabajo y cuando pasas a su lado miren para otro como si pasara el viento? ¿Crees que harían lo mismo si pasara delante de ellos el Presidente de la República, la Diputación, la empresa...? ¿Se comportarían de igual modo? Y te preguntas: ¿por qué no han aprendido de una puñetera vez que nadie es más que nadie ni menos que los demás?
Y moraleja nº 3.- Hay que salir a la calle, sí, pero para echar toda la basura que producimos al lugar mejor y único donde debe arrojarse toda inmundicia. Con lo claro que está, ¿por qué insistiremos en arrojar las palabras como dardos envenados en plena calle y en medio de la plaza pública?
Gracias, maestro, por enseñarnos tanto con tus viñetas y poner en la picota las miserias de la sociedad.
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