domingo, 21 de enero de 2018

UNA CARTA MODÉLICA


... Del rechazo anterior a las declaraciones de Alfonso Ussía al mayor de los reconocimientos:
He leído varias veces la carta de despedida de Toni Nadal, tío de Rafa Nadal, y todas ellas me han llamado de forma muy especial la atención. Es una carta ejemplar en toda regla y para subrayar línea tras línea, en la que destacaría, para empezar, la simbiosis perfecta de ambos que han logrado a la par y cómo el haber ascendido al Everest del tenis, 75 títulos juntos, ha forjado en ellos dos grandes personalidades y cómo se han influido, el maestro lo ha dado todo al alumno y este ha pasado a ser un maestro fuera de serie de una categoría deportiva la más alta y lo mismo se podría decir de su perfil humano, así lo reconoce su entrenador.
Comienza la carta de despedida, después de 27 años inseparables, con el recuerdo de los inicios, en los que intentó desarrollar en él un carácter “fuerte y resolutivo” tanto para su desarrollo en el deporte como en la vida. Primera lección. Reconoce haber sido “más molesto que apacible y más exigente que dado al halago”, segunda lección con que concluyo yo, y viendo los frutos conseguidos, ambos pueden estar la mar de satisfechos de la carrera a la que han llegado: la fortaleza física de Rafa Nadal hasta la extenuación de sus rivales, hasta lograr ser número uno por cuarta vez y tener la cabeza posiblemente mejor amueblada del tenis mundial.
Hace mención en la carta a la suerte de haber convivido con una generación de grandes jugadores, que nunca ha visto, siendo rivales, como enemigos, lo que le ha permitido: “apreciarles, respetarles y aprender de ellos”, aprovechando a subrayar de paso, en esta sociedad actual en la que vivimos, el fanatismo en la política y en otros ámbitos que “nos lleva a dar por bueno nuestro punto de vista y a despreciar, infravalorar y hasta odiar al que piensa o siente distinto a nosotros”.
Sigue y sigue la carta y cada palabra no tiene desperdicio, terminando dando las gracias a cuantos les han acompañado en este largo viaje, y de forma especial a su sobrino Rafael, como a él le gusta llamar, “gracias a su educación, respeto y pasión he podido desplegar mi manera de entender esta profesión”, reconociendo que su figura ha engrandecido la suya mucha más allá de sus méritos.
Hermosa carta que le honra y que nos devuelve a todos la figura de un deportista único por su grandeza que nos ha hecho disfrutar tanto de este deporte y, a veces, sufrir, cuando él sufría. Termina la carta con una cita de Antonio Muñoz Molina del extraordinario ensayo “Todo lo que era sólido” sobre la crisis que sigue repercutiendo en nuestras vidas, en la que no todos hemos sido culpables de la misma manera: “Nos creíamos que estaban allí arriba porque son muy capaces e inteligentes, cuando en realidad muchas veces es al revés. Como están allí arriba, nos hemos llegado a creer que son muy capaces e inteligentes”. Tío y sobrino no son de esa especie, están allí arriba porque son muy capaces e inteligentes y se han entregado en cuerpo y alma con tres valores tan necesarios y valiosos hoy como antesdeayer: educación, respeto y pasión. Bravo, Toni Nadal; bravísimo, Rafa Nadal. Y gracias por todo.

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