lunes, 27 de marzo de 2017

SI ENCIENDES UNA LUZ ...


“Si enciendes una luz para alguien, también
iluminará tu camino”. (Buda)
No lo dudo, no lo dudes, porque así somos más que dos en armonía y sin sombras. Y si alguien duda que haga la prueba. ¿No ves cómo si enciendes una luz para alguien, amigo, enemigo o de ideas y gustos diferentes, esa misma luz enciende tu camino y te anima a ir más lejos?
Porque dando se esponja el alma, se desentumecen los huesos, se crece en profundidad y en horizontalidad, se siembra y echa a andar una espléndida cosecha. Lo dijo mucho mejor el sabio que nació a la sombra del Himalaya: “Si enciendes una luz para alguien, también iluminará tu camino”.
Es el milagro de la solidaridad. Sol+y+dar+y+dad
Un buen día, acaso de inspiración o de simple trabajo artesanal, no lo sé, me puse a estrujar la textura y hondura de la palabra, a descomponerla, para entenderla mejor y dominarla en su amplitud, tan larga que da de sí para ello y para más:
un sol que brilla, da vida, y calor, y luz esplendorosa, para todos, sin mirar el color de la piel, el patrimonio de cada cual, ni el talento mayor, regular o tirando a bajo, y además, sin pedir nada a cambio;
más una y que une, cose, aglutina, suma, “ensancha el ámbito del nosotros”, une fronteras, ata cabos, más amiga de abrazos que de separaciones, rompe la pura matemática, porque uno más uno, son mucho más que dos, crean multitud;
más el verbo dar, dar sin mirar a quién: “¿qué harán con lo que se da?”, alguien siempre murmura -que a veces es excusa para no dar-, como el río que fluye magnánimo y silencioso, sin que la orilla derecha sepa lo que la izquierda hace y regala: tiempo, dinero, comida, apoyo, aliento, y nunca desde arriba sino a la misma altura o lo que es lo mismo: “soldarse con el otro”, dar de esa manera, mejor que con el aire pomposo de las señoras de bien cuando hacen caridad;
más otra y que sigue la vereda de la otra y, para ratificar, corroborar, matizar, enderezar, asegurar que las cosas salgan mejor, y dejarlas definitivamente bien;
más dad, como mandato, imperativo categórico -mandamiento fundamental, nacido de la razón: «Obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre al mismo tiempo como fin y nunca simplemente como medio»-. ¿Cómo no hacerlo cuando se nos meten, día tras día, las imágenes más hirientes y reales de los refugiados entre la nieve, a 20 bajo cero, sin comida, sin juguetes, sin aliento, sin futuro, sin una sola lágrima porque se han secado todos los manantiales?
Solidaridad que es tanto como encender la luz para que los otros vean, sean, vivan... celebrando que el que enciende luces ve más y mejor, es mucho más, y vive una vida infinitamente más plena.
Nota no tan al margen: A los 60 años del origen de la Unión Europea, me viene el pensamiento de que Europa se salvará desde la solidaridad o fracasará en su unión de pueblos y naciones. ¿Estarán pueblos y naciones a la altura? El catedrático de filosofía política, Daniel Innerarity, escribía ayer mismo: “Aunque la Unión Europea sea uno de los grandes inventos políticos de la humanidad, nadie nos asegura su perduración, especialmente si no tomamos las decisiones razonables”. Pues eso.

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