SENTIRSE ESPAÑOL
Decir: no me siento español, siéndolo,
como manifestar cierto agnosticismo o la simple no creencia en Dios,
hace que tiemblen en algunos corazones, en muchos de sus sentimientos y
hasta en sus vísceras que se revuelven y acaloran con demasiada
facilidad, los más sólidos cimientos de la creencia en su patria y en
sus dioses, y digo corazones, sentimientos y vísceras porque si se hurga
y se argumenta con razones sólidas, ¿a quién que se precie de ser
animal racional no le entran dudas razonables?
Por esa deriva un tanto irracional, digamos visceral, se llega al
contra-dios -acción absurda y vituperable-, un contrasentido, un contra
natura y contra todo cuanto se mueve en otra dirección a la suya de
grandes patriotas y fervientes creyentes... y tanto aman a la patria que
no les importan tanto sus hijos, sus conciudadanos, los miembros de
esta familia que formamos todos y de esta pequeña aldea mundial, con tal
de salvar a la patria, con tal de salvar a Dios. ¿Cuándo entenderemos
que todos son de los nuestros? Sí, y hasta lo más canallas, aunque nos
duela.
Y tanto te elevas al cielo, y tanto tu fe te hace levitar que
ya no te importa hacer la guerra, porque: ¿cuánta guerra de religión se
ha desencadenado a lo largo de la historia? Un contra-dios, ya digo.
Pues bien, el bueno e inteligente director de cine, FernandoTrueba,
dijo un día de los suyos de humor ácido y un tanto provocador, contra
los nacionalismos que nos invaden, que el no se había sentido español
ni cinco minutos y se ha armado parda y tosca, y le están haciendo el
vacío a su última película. ¡País, Miquelarena!
No puedo, ni debo,
sino acudir a uno de los grandes poetas de este siglo, José Emilio
Pacheco, que escribió este poema tan fantástico:
Su fulgor abstracto es inasible.
Pero (aunque suene mal)
daría la vida
por diez lugares suyos,
ciertas gentes,
puertos, bosques de pinos, fortalezas,
una ciudad deshecha, gris, monstruosa,
varias figuras de su historia
montañas
(y tres o cuatro ríos).
Estoy seguro de que Fernando Trueba y yo mismo admiramos este breve inmenso poema. Y la
mayoría de mis seguidores, ¿O no?
1 comentario:
A veces, algunos adultos, no quieren dejar de ser adolescentes, mal que les pese.
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