viernes, 5 de agosto de 2016

PERSEVERAR



La imagen refleja a la perfección una virtud de nuestros mayores que aprendimos de chicos y que quizá no hayamos sabido transmitir a los nuestros. Y como estamos en una sección que me ha dado por titular: EL VALOR DE LOS PALABRAS Y LA FUERZA DE LA IMAGEN seguiré empeñado en sacar de mi chistera esas palabras que alumbren la imagen de manera que haga detenernos en su contemplación, le den colorido para facilitar a nuestros ojos sus recovecos, nos ayuden a llegar a la esencia de lo que se nos ofrece con ánimo de que no podamos pasar de largo.
Aguantar, resistir, perseverar, persistir, dar la cara, armarse de paciencia, comprometerse, perseverar y un largo etcétera en la misma línea.
Hay que pararse como con frecuencia me gusta decir ante una palabra mágica, una página bien escrita, un hecho injusto, una imagen con duende y con múltiples significados, como ésta, elegida hoy para ponerle al menos unas palabras, mejor o peor, enlazadas.
¿Cómo unas raíces diminutas son capaces de romper la dura costra de la tierra reseca, y más si encima hay una mole de piedra y granito?
Oigo por la mañana en un programa de radio la palabra “perseverancia” en relación con la memoria histórica que es la virtud, entre el llanto y la rabia, que están teniendo los familiares -de modo especial los nietos- de los que murieron asesinados y siguen incomprensiblemente por las cunetas de España. Y dejan claro que no buscan venganza sino cerrar heridas y poder sepultar con dignidad a sus muertos. Eso es lo que dejan susurrando en las Ondas.
Perseverar, como la raíz, para romper la dura corteza, la inmensa mole de piedra; perseverar para remover los mil obstáculos y se haga justicia con los muertos que están donde nunca debieron estar, tirados en las cunetas como perros: piden justicia y piden piedad y piden reconciliación; perseverar para seguir creyendo en la política, esa ciencia práctica de atender, gobernar y gestionar la cosa pública, a pesar de los políticos que no están a la altura y muchos de los cuales estarían mejor en sus casas dedicándose a otros menesteres bien distintos, sin seguir las huellas de don Tancredo; perseverar para conquistar aquello que deseas con tanta pasión.
Ya conoces las famosísimas palabras de Bertolt Brecht: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles”.
Los que perseveran, esos son los imprescindibles. Recuérdalo y no olvides. Sólo basta mirar la imagen del árbol rompiendo la mole de piedra y dejar que haga nido en la memoria.

Foto de Judith Wiker

2 comentarios:

Carmen Cubillo dijo...

Hay un refrán castellano que expresa eso que tú narras, una imagen vale más que cien palabras, bella imagen y texto.

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Muchas gracias, Carmen, fiel seguidora.