viernes, 30 de octubre de 2015

SAL DE LA NORIA, CHAVAL




Envidio al creador de esta imagen por lo que tiene de original, rompedora e imaginativa y la enorme cantidad de sugerencias que encierra. Porque ¿puede haber algo tan monótono y muermo, aunque nos volviera locos cuando niños, como ese eterno y cansino dar vueltas y más vueltas, alrededor de la nada, como ir siempre por el mismo sitio, rezar cincuenta avemarías seguidas y si tu fervor era mayor cien o ciento cincuenta, cantar la misma cantinela mientras te duchas, leer el mismo libro, día y noche, desde la juventud hasta la ancianidad, recitar el mismo poema, idéntico discurso, mitin cansino tarde tras tarde, y tú amarrado a la rutina y la falta de curiosidad y sin una buena dosis de entusiasmo?
Solo lo salvaban nuestras fantasías locas que lo transformaban en carrera veloz a los más bellos paraísos, parajes que nadie había frecuentado hasta entonces.
Por ello, salirse del redil, aunque seamos rebaño tantas veces, dejar la soñolienta carrera de la noria que ni es noria ni siquiera saca agua, y recobrar vida propia, se me antoja una magnífica invitación a compartir la libertad de los seres únicos y libres.
Observa qué agudo apunte el del autor del cuadro al dar vida, libertad y galope a quien ha sido creado para surcar las verdes y espaciosas praderas a su aire y al viento de su deseo de correr, saltar y disfrutar del campo sin puertas, ventanas y cerraduras.
Por eso y por mucho más yo le diría, al mismo tiempo que te digo y me digo, sal de la noria, chaval, y corre por la pradera de la vida a tu aire y a tu gusto, llevado por tu libertad y tu imaginación, como el gitano de “La casada infiel” de Lorca “montado en potra de nácar / sin bridas y sin estribos”. ¿No ves lo que hacen los caballos de esa feria loca tan cuerda?
¿Acaso tú quieres ser menos?
No, no te acostumbres a ser borrego de rebaño, individuo de comparsa, peña y partido, atado al pesebre del que te quiere bajo su mando, sin poder decir lo que piensas y deseas en todo tiempo y territorio, embridado y maniatado al círculo infernal de lo rehecho, lo redicho, lo mediocre, lo siempre igual y de los que gritan que no hay nada nuevo bajo el sol, porque es mentira.
Sal de la noria, amigo, queridísima amiga, cabalga a tus anchas por caminos nuevos y podrás hacer que cada día sea distinto sin la monotonía de dar vueltas y vueltas al vacío.

2 comentarios:

jubilación viene de júbilo dijo...

Ángel, ¡Cuánto tiempo! Pero me asomo para saber que sigues y que me puedo alegrar de ver un trozo de tu corazón y pensamiento en pocas líneas. No lo dejes. Volveré a asomarme.

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Muchas gracias, es un placer seguir y más cuando te siguen. Un abrazo