sábado, 21 de marzo de 2015

CUANDO ESTALLA LA PRIMAVERA


Cuando estalla la primavera como en este árbol siempre me pregunto lo mismo: ¿cómo es que no estallamos nosotros dando a un lado las alergias impertinentes y dejando atrás los fríos del invierno que se metieron tanto-tanto que aún permanecen?
Porque habría que salir de casa con otros aires e ideas renovadas para tomar la calle que es nuestra, nunca “mía” que decía aquél, con danzas y canciones, y si de reivindicar se trata porque siempre hay algo que reclamar no quedarse como momias apoltronados en el sofá;
y dar vida a las bibliotecas que se han quedado muertas y apolilladas con lecturas agradables y colectivas;
y organizar recitales para celebrar el presente que ha aparecido con ímpetu renovado y de agradecidos y sabios es moverse a su aire y a su ritmo;
y volver a llenar las plazas cantando y bailando;
y organizar entre barrios, centros cívicos, asociaciones de todo tipo y pelaje actividades de confrontación en buena lid no tanto para competir que no merece la pena como para compartir y mostrar;
y alargar el verso que nos dejó Machado: la primavera ha venido / nadie sabe cómo ha sido, porque siempre nos pilla con el pie cambiado adormilados y nos falta la intrepidez y la prisa del almendro florecido, y despertar, ya digo, para seguir su compás de prisas, ropaje nuevo y galas de luz, color y sonido.
La primavera ha venido, anoten en el corazón la fecha y en el cerebro enciendan la mecha de la imaginación y la creatividad para que renovemos la vida, como siempre se hizo, quemando lo viejo, lo mezquino y lo inservible y, una vez, purificados cantemos, qué menos, en corro a mil voces y en alto: gracias a la vida que nos ha dado tanto, gracias por seguir vivos, que no es poco, y por continuar soñando proyectos de futuro. ¡A la calle que ya es hora de pasearnos a cuerpo y de celebrar una nueva primavera!

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