miércoles, 18 de marzo de 2015

AHÍ ESTÁN LOS FUTUROS ESCRITORES


Puede que en alguno de esos chavales estén escondidos el gran lector y el escritor del futuro. Ellos ya están preparando un caldo de cultivo adecuado. La motivación es alta como la atención y la curiosidad. Y tampoco es que necesiten muchos milagros para que el camino les sea ligero y el más correcto para tal fin. Pero habrá que estar ahí al quite de tanto cachivache perturbador y mercachifle de tres al cuarto confundiendo valor y precio, apuntando con el dedo para que miren con mirada miope y alicorta al dedo que apunta a la luna en lugar de mirar a la luna.
Les gustaría que alguien les comprara alguno de los libros que están codiciosamente mirando, por ahí se empieza, porque una vez leídos, alguno de ellos querrá probar aventura y escribir aquello que nunca ha visto reflejado en las páginas leídas y se atreverá al desafío de la página en blanco. Y necesitará que detrás haya un buen maestro que le diga bien, muy bien, pero solo necesitas hacer pequeños cambios, corregir algunos errores gramaticales, perfeccionar leves incorrecciones de estilo, mejorar el punto de vista y afinar algún matiz que se ha colado con las prisas y ha quedado un tanto desvaído, exageradamente prosaico y hasta ripioso si de versos se trataba. Dicho lo cual, está claro que hay madera y hay que seguir avanzando, mejorando y haciendo senderos mientras se va marchando, llenando páginas y avanzando en ideas e historias que salen al encuentro mientras se va paso a paso escribiendo.
Señores del Gobierno, hagan lo indecible para que abunden en nuestros pueblos y ciudades más bibliotecas vivas, mimen las librerías y no permitan su cierre por nada del mundo. 900 en 2014. ¡Qué horror! Muévanse, coño, y sean generosos en los presupuestos de cultura. Padres y madres del mundo, estad ahí donde arde una pequeña hoguera para que nunca se apague.

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