DIGUEM NO
Con motivo de las actuaciones de Raimon, en el Palau de Sant Jordi de
Barcelona, el escritor Manuel Vicent escribía su columna dominical
dedicada a Raimon en la que rememoraba su figura y alguno de sus
mensajes más famosos y celebrados y llegaba a decir lo siguiente que me
ha llamado poderosamente la atención:
“El espíritu del no es el que educa al niño
contra cualquier capricho, el que afirma la personalidad del
adolescente frente a la primera tentación, el que hace libre al joven
ante cualquier estupidez, el que impide al viejo bajar los brazos ante
la adversidad”.
Y como quiera que con harta frecuencia he
apostado, y lo sigo haciendo, por el sí, en la línea de Al vent,
conviene no olvidar el otro grito de Raimon: Diguem no, y ese párrafo
espléndido del escritor valenciano, que alargo a mi aire.
Se
educa fundamentalmente con el sí, que significa valoración, refuerzo,
apoyo a la necesaria autoafirmación, sin los cuales el niño crecería
enclenque sin la fuerza que se requiere sobremanera al inicio del
crecimiento, y de igual forma a lo largo de toda la vida; ay de nosotros
si nadie pasa a nuestro lado, nos refuerza y nos alienta a continuar
caminando por el camino elegido, pero sobreabundando en la idea de
Vicent deberemos aceptar que si queremos educar en los primeros años,
junto al sí es imprescindible el no, contra los múltiples caprichos que
están a la orden del día y de los muchos deseos que le rodean al niño,
que siempre está queriendo la luna y no se le debe dar, por mucho que
llore y patalee; de igual forma al adolescente y al joven en donde se
construyen los cimientos de la personalidad y ante toda encrucijada es
bueno, justo y necesario indicar y enseñar a decir sí y saber elegir,
pero también a decir no, para rechazar lo incorrecto y tantas veces
torcido, porque nos va la vida por delante; y no digamos las veces que
hay que seguir alentando en la vejez, valorando toda la cosecha recogida
a lo largo de los muchos años y su oportuna celebración, pero el no,
asimismo, deberá estar presente para que NO se arroje la toalla, NO se
bajen “los brazos ante la adversidad”, NO se siga mirando en
exclusividad y excesiva nostalgia al pasado, NO a la condena a todo lo
joven, por serlo, y más, mucho más, cuando va adornado y acompañado de
otros muchos valores; NO a cerrar las puertas al futuro que está a la
espera y dure cuanto dure es importante vivirlo con intensidad y pasión;
y que NO todo el pasado fue mejor y el monte orégano; NO, NO y NO.
Y no a todo aquello que cantó y sigue cantando el gran Raimon:
No,
yo digo no,
digamos no.
Nosotros no somos de ese mundo.
No al miedo: ley para todos; no a la sangre, que solo hace sangre; no
al hambre, ese pan de cada día de los que no tienen pan; no a la prisión
para quienes nunca debieron entrar, por la simple razón de ser
inocentes... y bajando al momento más actual: NO a los cínicos, NO a los
indecentes, NO a los corruptos, NO a los sinvergüenzas; NO a los
lenguaraces, NO a los que hacen de la banalidad su bandera..., a quienes
quizá les dedique no tardando alguna entradilla de éstas mías.
Y en la medida de que nos lo digamos a solas, a dúo y en colectivo, y
lo cantemos, nos haremos fuertes para poder decir, convencidos y con
todo derecho, que NOSOTROS NO SOMOS DE ESE MUNDO.
martes, 13 de mayo de 2014
A LA SOMBRA DE LOS MEJORES XL
Publicado por ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ en 8:35
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