KATHLEEN RAINE, POETA DE LA TRASCENDENCIA XXXV
"Kathleen Raine (Londres, 1918-2003) es una de las voces literarias más
profundas e iluminadoras de nuestro tiempo. Poeta de la trascendencia,
del “anima mundi”, del misterio ontológico encarnado en la naturaleza,
luchó todos sus días para dilucidar la sabiduría sacramental de la
Imaginación, esa sabiduría inherente a la realidad e inmanente en la naturaleza y en el intelecto que irradiaba su maestro William Blake".
Da pena, a quienes nos gusta viajar y ver mundo, no haber podido
contemplar tantas ciudades nunca vistas y desconocer tantos mundos al
alcance de la mano, y da mucha vergüenza, a quienes nos gusta la
literatura, ignorar hasta la existencia de tantos escritores excelentes y
de primera línea y no digamos su obra, que es lo que realmente importa.
Esto me ha pasado con Kathleen Raine, que he sabido de su existencia
por mi admirado Gustavo Martín Garzo, a través de uno de sus espléndidos
artículos de prensa.
Dos rasgos de la personalidad de esta escritora que me han llamado la atención:
1.- En el libro de Memorias, esta escritora inglesa, recuerda algo que
le sucede a una compañera de colegio: una niña marginal y sucia, a la
que castigaban sin piedad, golpeándola con una vara, sin exceptuar el
día de su cumpleaños, que ella recuerda entre gritos y lágrimas, “en el
día de su cumpleaños”.
K. Raine se rebela contra ese mundo que castiga severamente y sin cesar hasta en los días más señalados de todo niño.
Gustavo Martín Garzo comenta, con su especial sensibilidad y altura
poética y de miras, este sentimiento de la poeta y ensayista inglesa:
“La poesía es devolver al mundo la dignidad y la belleza del paraíso,
ocupar el lugar de esa niña sucia y hacer de su anhelo de felicidad un
reducto inviolable, un refugio sagrado”.
2.- Para muestra de la trascendencia de poesía sirvan estos botones:
Cuando dejes atrás el Edén, recuerda tu casa,
porque trayendo a la memoria la esencia de tu ser
no estarás solo; los primeros en saludarte
serán esos niños que juegan a la orilla del arroyo,
las nutrias nadarán hasta ti en el remanso,
el ciervo salvaje correrá a tu lado por el páramo.
Adéntrate más en la espesura, y vendrán las aves,
los peces se alzan para verte en sus enjambres plateados,
y más oscuras, más extrañas, vidas más misteriosas
vendrán a ti en tropel al manantial
donde las raíces más profundas del árbol beben del abismo.
Todos dejamos el Edén en nuestra infancia y ya desde siempre somos
forasteros en tierra extraña, pero podemos volver y hacer presentes los
recuerdos de tus amigos bañándose en el arroyo, de tu padre el dios de
las cosechas aparvando la trilla y llevando las uvas al lagar, de los
mejores olores que entraron para siempre olfato abajo y nunca se han ido
del todo... y vendrán en tropel al manantial... donde bebe la vida del
abismo.
O estos versos de un poema dedicado al sol:
Sol, don de dones, tus vertiginosos rayos
tejen de nuevo cosas cotidianas, familiares, epifanías
de árboles, hojas, alas, perlas de lluvia, prodigios de luz...
Anciana, me maravillo de haber sido, de haber visto
tu reino del todo y de la nada, sol que todo lo das.
Esta fascinación por el misterio y la armonía de la naturaleza es algo
que se le despertó ya a temprana edad y de los recuerdos de aquella
época de su vida dejó escrito:
"...Pero era en el camino
de vuelta a casa a solas cuando estaba más acompañada, cuando estaba
más cerca del ser de seres que yo amaba: la naturaleza (...) Sola, el
viento soplaba a través de mi pelo y de mi corazón, y cada piedra, cada
tarabilla, cada flor de eufrasia o de tomillo, el helecho polipodio,
las nubes a lo lejos sobre el páramo, eran parte de mí misma.(...) Sola,
yo era toda la tierra, hasta el horizonte y hasta las profundidades del
cielo. Nada me faltaba, no deseaba otra cosa que estar para siempre en
ese lugar del mundo entero que era mío; ahí conocí -dudo que lo esté
inventando en retrospectiva- la felicidad perfecta. Sabía que estaba
donde sólo yo deseaba estar. No fue por voluntad propia que el tiempo
pasara, y me arrancara de mis tempranas y humildes raíces."
Tras este leve y primerizo acercamiento mío, te invito a enfrascarte en
los poemas y escritos de esta inmensa poeta y ensayista.
Ha escrito una autobiografía en tres volúmenes: Adiós, prados felices
Un ensayo: Ocho ensayos sobre William Blake
Poesía en castellano: Poemas, En una desierta orilla y recientemente Poesía y naturaleza.
En Google se puede siempre apagar la sed y comenzar a llenar nuestras resecas lagunas. Y ya mismo.
miércoles, 16 de abril de 2014
Publicado por ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ en 7:01
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