viernes, 2 de agosto de 2013

INTEMPERIE Y EL CLUB DE LECTURA DEL FINAL DE TU VIDA, dos novelas tan diferentes


De INTEMPERIE, la primera novela que escribe su autor, Jesús Carrasco, debo decir que está muy bien escrita, si me apuras, extraordinariamente bien escrita, pero no me atrevería a decir como  sus editores de España, Italia, Reino Unido, Holanda, Israel y Alemania: “uno de los libros que te cambian al leerlos”, “una historia universal”, “una de las voces más emocionantes y originales con las que me he encontrado en los últimos años”, “una novela maravillosa, hermosa y extraordinaria”, “un libro conmovedor”, un texto cautivador”... bueno, bueno, y sin leerla ¿no te parece que suena a falso y que se han pasado dieciocho pueblos? Lo mismo que decir que estamos ante la riqueza de Miguel Delibes y la fuerza de Cormac McCarthy, que me suena a otra de indios, porque poco tiene que ver con Delibes y con Cormac. Después de leer todos esos ditirambos me metí con ella, es corta y se lee en dos tardes, y traté de que nadie me intentara influir de aquella manera, porque aceptando que está muy bien escrita es una historia fallida, inverosímil, nada creíble y con unos personajes de cartón piedra. Que no, señores editores, que no traten así al lector. Dejen que el agua corra y cuando la beban los caminantes opinen libremente sin coacciones semejantes y por otro lado tan burdas.


La historia es bien simple: un niño  de 8 o 10 años, pareciera tener 20, se escapa de casa sin saber por qué ni cómo y vive con un cabrero una serie de aventuras tan inimaginables como desoladoras y violentas. Pero bueno, no deja de ser la humilde opinión de un lector cualquiera que pasaba por ahí.

Al revés: EL CLUB DE LECTURA DEL FINAL DE TU VIDA de Will Schwalbe es una historia real, que me parece extraordinariamente interesante, quizá no tan literaria, o sí, que nos cuenta, muy bien contados, los últimos dos años de la vida de una mujer excepcional, y que a pesar de la dureza del tema el autor tiene la habilidad de hacerla atractiva, aprovechando la personalidad admirable de su madre por su enorme vitalidad y valentía. Un maravilloso ejemplo de cómo enfrentarse a la vida y a la muerte y de cómo ocuparse y preocuparse de los otros antes que de uno mismo. Mary Ann es la protagonista de la novela y de la vida real e insisto que de un enorme coraje, aunque cada vez que lo oye lo desmiente y da multitud de ejemplos de verdadera valentía que ha conocido en Afganistán, Laos, Costa de Marfil... o en distintos campos de refugiados en los que estuvo como voluntaria.

Y hay más: su autor, nos relata cómo en 2007 tras diagnosticar a su madre un cáncer en el páncreas con un pronóstico muy poco alentador, los dos aprovechan las largas sesiones de quimioterapia en la unidad de oncología de un hospital de Manhattan para convertirlas en un original club de lectura al que asisten sólo dos miembros, madre e hijo, compartiendo sus lecturas, así como los libros que ambos han leído con anterioridad, que utilizarán como excusa para hablar de sus vidas. Otro gran ejemplo de relación intergeneracional. Y un canto a la vida, en los dos últimos años rondando a la muerte, que contagia.


Sirvan estos párrafos para una leve aproximación:


“Mordió algo de pan, bebió agua de la bota y luego se tumbó en el suelo y apoyó la cabeza en una raíz sobresaliente del olivo. El cielo era de un azul oscurísimo. Las estrellas en lo alto parecían incrustadas en una esfera transparente. Delante de él, el llano se sacudía el sufrimiento que el sol le había causado durante el día, desprendiendo un olor a tierra quemada y pasto seco. Un mochuelo blanco pasó por encima de su cabeza y se perdió entre las copas de los olivos. Pensó que se encontraba en el lugar más alejado del pueblo en el que había estado en toda su vida. Lo que se extendía frente a las plantas de sus pies era para él, sencillamente, tierra incógnita”. Intemperie


“Halpern (el autor de La etiqueta de la enfermedad) quiere que el lector se plantee la diferencia entre peguntar: ¿Qué tal te encuentras?, y ¿quieres que te pregunte qué tal te encuentras? Aunque sea tu madre la interlocutora, el primer enfoque es más indiscreto, insistente, exigente. El segundo es mucho más amable y permite a la persona sencillamente decir que no aquellos días que se encuentra bien y no quiere ser “la enferma”, o que se encuentra mal pero quiere distraerse”. El club de lectura del final de tu vida.


Si te animas a leer estas dos historias tan diferentes, después hablamos y ampliamos el club de lectura. La primera, la trabajaré en el taller de escritura creativa y la segunda, se la recomendaré a todo bicho viviente. Se sale de ella mejor de lo que entró, te reconcilia con lo mejor del ser humano y te obliga a darle gracias a la vida por regalar al mundo personas tan  fascinantes.


Nota de agradecimiento: desde que soy asiduo usuario de las bibliotecas públicas, antes no lo era, valoro la labor magnífica de los bibliotecarios, grandes profesionales,  léase, como los del Centro Cívico Huerta del Rey y de la biblioteca de Viana de Cega, y aquí, además, te encuentras al buen  amigo Juanje.

 

No hay comentarios: