De INTEMPERIE, la
primera novela que escribe su autor, Jesús Carrasco, debo decir que está muy
bien escrita, si me apuras, extraordinariamente bien escrita, pero no me atrevería a decir
como sus editores de España, Italia,
Reino Unido, Holanda, Israel y Alemania: “uno de los libros que te cambian al
leerlos”, “una historia universal”, “una de las voces más emocionantes y
originales con las que me he encontrado en los últimos años”, “una novela
maravillosa, hermosa y extraordinaria”, “un libro conmovedor”, un texto
cautivador”... bueno, bueno, y sin leerla ¿no te parece que suena a falso y que
se han pasado dieciocho pueblos? Lo mismo que decir que estamos ante la riqueza
de Miguel Delibes y la fuerza de Cormac McCarthy, que me suena a otra de
indios, porque poco tiene que ver con Delibes y con Cormac. Después de leer
todos esos ditirambos me metí con ella, es corta y se lee en dos tardes, y
traté de que nadie me intentara influir de aquella manera, porque aceptando que
está muy bien escrita es una historia fallida, inverosímil, nada creíble y con
unos personajes de cartón piedra. Que no, señores editores, que no traten así
al lector. Dejen que el agua corra y cuando la beban los caminantes opinen
libremente sin coacciones semejantes y por otro lado tan burdas.
La historia es bien
simple: un niño de 8 o 10 años,
pareciera tener 20, se escapa de casa sin saber por qué ni cómo y vive con un
cabrero una serie de aventuras tan inimaginables como desoladoras y violentas.
Pero bueno, no deja de ser la humilde opinión de un lector cualquiera que
pasaba por ahí.
Al revés: EL CLUB DE LECTURA DEL FINAL DE TU VIDA
de Will Schwalbe es una historia real, que me parece extraordinariamente
interesante, quizá no tan literaria, o sí, que nos cuenta, muy bien contados, los
últimos dos años de la vida de una mujer excepcional, y que a pesar de la
dureza del tema el autor tiene la habilidad de hacerla atractiva, aprovechando
la personalidad admirable de su madre por su enorme vitalidad y valentía. Un maravilloso
ejemplo de cómo enfrentarse a la vida y a la muerte y de cómo ocuparse y
preocuparse de los otros antes que de uno mismo. Mary Ann es la protagonista de la novela y de la vida real e insisto
que de un enorme coraje, aunque cada vez que lo oye lo desmiente y da multitud
de ejemplos de verdadera valentía que ha conocido en Afganistán, Laos, Costa de
Marfil... o en distintos campos de refugiados en los que estuvo como
voluntaria.
Y hay más: su
autor, nos relata cómo en 2007 tras diagnosticar a su madre un cáncer en el
páncreas con un pronóstico muy poco alentador, los dos aprovechan las largas
sesiones de quimioterapia en la unidad de oncología de un hospital de Manhattan
para convertirlas en un original club de lectura al que asisten sólo dos
miembros, madre e hijo, compartiendo sus lecturas, así como los libros que
ambos han leído con anterioridad, que utilizarán como excusa para hablar de sus
vidas. Otro gran ejemplo de relación intergeneracional. Y un canto a la
vida, en los dos últimos años rondando a la muerte, que contagia.
Sirvan estos párrafos
para una leve aproximación:
“Mordió algo de pan, bebió agua de la bota y
luego se tumbó en el suelo y apoyó la cabeza en una raíz sobresaliente del
olivo. El cielo era de un azul oscurísimo. Las estrellas en lo alto parecían
incrustadas en una esfera transparente. Delante de él, el llano se sacudía el
sufrimiento que el sol le había causado durante el día, desprendiendo un olor a
tierra quemada y pasto seco. Un mochuelo blanco pasó por encima de su cabeza y
se perdió entre las copas de los olivos. Pensó que se encontraba en el lugar
más alejado del pueblo en el que había estado en toda su vida. Lo que se
extendía frente a las plantas de sus pies era para él, sencillamente, tierra
incógnita”. Intemperie
“Halpern (el autor de La etiqueta de la
enfermedad) quiere que el lector se plantee la diferencia entre peguntar: ¿Qué
tal te encuentras?, y ¿quieres que te pregunte qué tal te encuentras? Aunque sea
tu madre la interlocutora, el primer enfoque es más indiscreto, insistente,
exigente. El segundo es mucho más amable y permite a la persona sencillamente
decir que no aquellos días que se encuentra bien y no quiere ser “la enferma”,
o que se encuentra mal pero quiere distraerse”. El club de lectura del
final de tu vida.
Si te animas a
leer estas dos historias tan diferentes, después hablamos y ampliamos el club
de lectura. La primera, la trabajaré en el taller de escritura creativa y la
segunda, se la recomendaré a todo bicho viviente. Se sale de ella mejor de lo
que entró, te reconcilia con lo mejor del ser humano y te obliga a darle
gracias a la vida por regalar al mundo personas tan fascinantes.
Nota de agradecimiento: desde que
soy asiduo usuario de las bibliotecas públicas, antes no lo era, valoro la
labor magnífica de los bibliotecarios, grandes profesionales, léase, como los del Centro Cívico Huerta del
Rey y de la biblioteca de Viana de Cega, y aquí, además, te encuentras al
buen amigo Juanje.
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