Hermoso
encuentro con el pasado, el presente y el futuro. Él, en cuanto ha mirado a los
ojos de la joven de los ojos claros ha corrido con la rapidez del rayo a su
pasado que aún reverdece. Se ha sentado y, con
el permiso de la joven, saca el violín y se ha puesto a tocar la misma
melodía que en su día dedicara a la que estaba dispuesto a pedir la mano, pero,
ay, ella estaba enamorada de un joven, más apuesto, aunque menos interesante,
más acomodado y con un porvenir más seguro. Tocó con la misma pasión y
sentimiento y no pudo contener más de una lágrima corriendo pendiente abajo que
la joven con enorme ternura detuvo con los dedos de su mano derecha. El viejo
devolvió el violín a su lugar de origen, le dio un beso en la frente y se alejó
feliz pensando en la posibilidad de un futuro lejano en ¡quién sabe! dos citas
a la vez.
Ésta,
naturalmente, es una de las mil y una posibles historias. Tú verás si te
apetece pensar solamente o incluso escribir alguna que se te ocurra. No hace
falta más que dejar volar la imaginación.
2 comentarios:
Dubitativo paseaba el otoño por el parque sin saber adónde dirigirse. Iba triste, pensativo… cansado. Allá, en el fondo del parque, se avistaba el ocaso… de pronto, una voz dulce reclamó su atención, le dijo: siéntate a mi lado y después, juntos seguiremos el camino. Él se sentó, sacó su violín, la música salida del sus cuerdas les invitó a soñar y se quedaron dormidos. Al amanecer, el canto del ruiseñor les despertó, los árboles habían florecido… y es que había comenzado la primavera.
Un abrazo
Bonita historia, Pastor,con muchas puertas abiertas, que dejan al lector con posibilidades de que siga alargándola.
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