martes, 11 de diciembre de 2012

UN PROGRAMA PARA EL DECRECIMIENTO




Sí, sí, ahora estamos en eso. Bienvenido el decrecimiento que nos pondrá las pilas para transitar por este mundo nuevo. Carlos Taibo, profesor de Ciencias Políticas y de la Administración en la Universidad Autónoma de Madrid,  lo resume de la siguiente manera (y tras los puntos suspensivos, tan fecundos, yo he añadido lo que vosotros, y mucho más, haríais, si os lo propusierais):

1.- La primacía de la vida social sobre la lógica de la producción... para  crear un red tupida de solidaridad,  compromiso social  y muchos amigos. El crecimiento disparatado, por encima de lo social,  ya sabemos lo que nos ha traído: corrupción, pobreza y desarraigo.

2.- El ocio creativo frente a las formas de ocio basadas en el consumo... hasta el niño disfruta más con un caballo de palo que con juguetes muy sofisticados, que abandona con rapidez. Si lees y mejor si escribes, si oyes y mejor si cantas, si vas al teatro, pero mejor si te subes al escenario, si acudes a exposiciones, pero mejor si pintas, si escuchas, pero mejor si entra a debatir... y así sucesivamente. Con la creatividad arrebatamos el fuego a los dioses.

3.- El reparto del trabajo... naturalmente, ya va siendo hora de que pensemos también en el mejor reparto del trabajo y de las horas de trabajo, porque en una sociedad sana no puede ser que unos tengan tantas horas, otros, tan pocas y muchos, ninguna.
 
4.- El establecimiento de una renta básica de ciudadanía... ¿para qué más? que vaya abiertamente contra las desigualdades hirientes y escandalosas que van precisamente a más de forma impúdica.

5.- La reducción del tamaño de muchas infraestructuras productivas, administrativas y de transporte comenzando por las más lesivas para el medio ambiente... infraestructuras faraónicas, inútiles, solo para epatar, salir en la foto, la enfermedad de la piedra y lo grande que les entra a los que se subieron a la poltrona  y todo aquello que entre todos hacemos sin que se nos mueva un pelo para cargarnos el planeta.

6.- La recuperación de elementos de la vida local y rural... nos fugamos a la ciudad y nos fuimos olvidando de algunos valores fundamentales de lo pequeño, la naturaleza libre y el saber y sabor de los pueblos, y hasta de que la verdad no solo está en la ciudad y el cemento.
 
7.- En el terreno individual, la sobriedad y la sencillez voluntarias... lo que aprendimos de niños y por desgracia con el señuelo de las vacas gordas lo hemos olvidado, pero en tiempos de vacas flacas debemos volver a ese mundo que nunca debimos perder, el de la pasión por el trabajo bien hecho, la sobriedad del que es feliz con lo suficiente y aunque sea poco y el valor de lo humilde y lo humano.

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