jueves, 22 de noviembre de 2012

EL BOLERO DE RAVEL / 7



AL GRANO


 “Todo lo que necesita ser dicho ya se ha dicho. Pero
como nadie estaba prestando atención, todo debe ser dicho de nuevo”,
André Gide

Cuando hace unos días descubrí este pensamiento del escritor francés, pensé que merece la pena no pasar de largo, porque nos perdemos la sustancia importantísima de esta concepto que merece ser subrayado. Ello nos cura del miedo a estar tocando siempre el bolero de Ravel, no solo los que escribimos, sino todos los demás que, aunque no hayan escrito una línea, han largado lo suyo.

La cuestión última y fundamental es si lo que escribimos o hablamos necesita  ser dicho, no importa que se haya repetido hasta la saciedad ya que como indica Gide hay que volver a expresarlo puesto que nadie presta atención, que por mucho que hablemos de la escucha activa sigue siendo una de las cosas más difíciles de este mundo. ¿Quién es capaz de escuchar dos minutos sin pestañear, solo pendiente de lo que el otro dice, sin interrumpirle, mirándole a los ojos, pase quien pase al lado, intentando penetrar en su mundo... no ya para seguir su discurso aportando nuevos argumentos o empatizando con él,  sino para soltar todo lo que gira alrededor de nuestro ombligo? Es cierto, a pesar de lo cual, yo rebajaría la hipérbole del famoso escritor francés, diciendo que casi nadie presta atención.

Hace tiempo tomé conciencia de la importancia de la escucha activa al comprobar lo poco que se practica, y desde que comencé a leer todo lo que caía en mis manos sobre el tema y tener la suerte de apuntarme a un curso en Barcelona, que no he olvidado, allá por la década de los 80, sobre la comunicación y la escucha activa, parte de unas Jornadas muy intensas, como interesantes, y polivalentes, dirigido por el psicólogo catalán, Ramón Albareda, me convertí en defensor a ultranza de esta habilidad social, en mis artículos y charlas, al menos teóricamente.

Dos conclusiones: primera, que todo debe ser dicho de nuevo. No se olvide que uno de los principios pedagógicos básicos siempre ha sido el de la repetición para que los conceptos, como agua fina, vayan calando la tierra fértil del territorio del alumno, y segunda, que el otro principio más moderno versa sobre la escucha activa en todos los ámbitos de la vida, comenzando por la educación y terminando por la sanidad. ¿No es verdad que los médicos, en general, hablan poco con el enfermo, le escuchan menos y apenas si le tocan? ¡Y necesitamos tanto que nos hablen, nos escuchen y nos toquen..!

Y no olvides que lo bueno, si breve, dos veces bueno.

2 comentarios:

Luis Alonso dijo...

En otras palabras: todo está dicho, pero a medias.

Anónimo dijo...

Y a veces, o muchas veces las cosas se dicen para que no se entiendan. Otras, se dicen , se vuelven a decir,y como dice el otro, por un oído me entra...!
Hasta la justicia está devaluada!!!
Warm regards