sábado, 27 de octubre de 2012

APRENDIENDO DE NUESTROS ANTEPASADOS 16



                        Foto de Gaudencio Busto
 “La centenaria gatera, y su puerta de madera,  cedieron al empuje del tiempo”, escribe mi amigo el Pastor de Camporredondo como pie de foto a su nueva-vieja gatera.
Para que no nos olvidemos de que la mirada a ras de suelo es necesaria en  tiempos modernos, recordando una vez más el verso con el que iniciamos esto pies de foto a las gateras: “Si las casas no tuvieran ventanas nos asomaríamos por las gateras”, de mi admirado Juan Carlos Mestre, porque nos hemos olvidado de las cosas pequeñas que siempre nos hicieron más felices, seguro que mucho más que los juguetes supersónicos que regalamos a nuestros hijos y nietos. Gritamos demasiado y echamos fuera de nosotros el silencio humilde de los que están abajo. Saludamos con más atención, devoción y servilismo a los grandes y poderosos que a los que van por el mundo sin  hacer ruido y que tienen lo que tienen, apenas nada, ni poder, ni dinero, ni ansias de llegar a las estrellas. 

Necesitamos con urgencia algunos de los valores que nuestros antepasados nos dejaron como la mejor de las herencias, y entre ellos: la mirada a la tierra, al crecimiento lento de los trigos y los terneros, a la naturaleza callada y sabia que sigue impertérrita su ley, a saber distinguir el gato de la liebre y quien solo saber contar cuentos y mentiras por mucho prestigio, erudición y parafernalia que lleve sobre sus hombros.
La nueva gatera nos habla de cómo algunos modernos han aprendido los usos y costumbres de los viejos y los han copiado. Y los gatos siguen prestando un servicio en las casas y dependencias anexas, así como acompañando algunas soledades.

1 comentario:

El pastor de... dijo...

Bienvenido -de nuevo- a esta tú casa. ¡Ya era hora, coño! ¿qué suena mal? ya lo sé, pero da mucha alegría. Volveremos a encontrarnos.

Un fuerte abrazo.