Cuenta, en una de sus
columnas, casi siempre sabrosonas, Carlos Boyero, con la dosis de acidez,
lucidez y ternura, a la vez, que le caracterizan, dos encuentros con el sin
par, Vicente del Bosque, en donde es patente, como siempre, la humanidad de
este hombre que está demostrando ser uno de los grandes, en cuanto a
profesionalidad, bonhomía, y uno de los hombres más populares, respetados y
honrados, justamente por ello.
Se encontraron por primera vez
una larga tarde y noche con motivo de un
programa de televisión y tuvieron ocasión de hablar largo y tendido. Carlos
Boyero le comentó, como de pasada, la situación delicada de su madre y de una
tía, su única familia, que sufrían la enfermedad de Alzheimer. No volvieron a
verse hasta hace unos días y la primeras palabras que le dirigió el entrenador
de La Roja fueron: ¿Cómo está tu madre y tu tía?, y al duro de Boyero se le hizo
un nudo en la garganta, porque el espejo
que tenía delante refleja “educación, humanidad, respeto y clase”, anota el
crítico de cine. ¿Quién no se emociona y asimila la lección ante estos gestos
tan llenos de grandeza?
Item más: Otra anécdota de este
gran hombre, sencillo, inteligente y cabal, que comenta en su columna dominical
Juan Cruz. Cuando alguien le preguntó, después del triunfo de La Roja, qué
sentía al inicio del partido y si estaba relajado, contestó esto exactamente: “Estaba
muerto de miedo”. Ya está, otro título y otra medalla, sin subirse por las
ramas al ego vecino de las estrellas, sin ponerse solemne y engolado como
cualquier mindundi de pro, desciende al lado más humano de lo humano. Muerto de
miedo, como cualquier ciudadano y vecino del quinto.
Y uno que siempre se está mirando
hacia dentro, así como a la vida que le rodea, no puede por menos de
echar de menos estas lecciones en los de abajo y en los de arriba. En los de
abajo (en los que me incluyo) cuando se les capta en sus costumbres y hábitos
chulescos, hablando de sí mismos y sus cacerías y medallas... y en los de arriba,
disertando sobre sí mismos, sus cacerías y medallas, igualmente del mismo
barro, sin mirar a los ojos que tienen delante, tras los que se puede advertir
mucho dolor o profunda alegría y hasta si la madre anciana sufre alguna
demencia senil para preguntar por ella antes de nada. ¿No lo dejó bien claro
Albert Camus cuando dijo: “Creo en la justicia pero defenderé antes a mi madre que a la justicia?
Que quiere decir también que lo primero es lo primero y lo principal, como ir
al fondo de lo humano y su ternura.
¡Cómo me gustaría tener de maestro a D. Vicente del Bosque y que tú,
Rajoy, Rubalcaba... el inefable WERT... y el resto... fuerais sus aventajados
alumnos!
5 comentarios:
Leí esa columna sobre del Bosque del irregular Boyero (que, como casi todos, unas veces acierta y otras no tanto); me gustó de veras. Y el final es maravilloso. Pocos días antes, el lunes 2 de julio,publiqué en mi blog un post titulado "nosotros y el fútbol", el cual se cierra con la frase que le espetó mi hijo el pequeño, de 9 años entonces, a su hermano mayor: "¡Oye, Luis, menos chulería y más Vicente del Bosque!"
Estoy de acuerdo contigo en la primera reflexión. Leeré tu entrada, porque el final que cuentas de tu hijo pequeño es genial. Lástima de no haberlo sabido, porque lo hubiera incluido en mi artículo. Dale la enhorabuena a tu chaval, promete.
Un abrazo
Recuperaré mi fe en la política cuando en las listas aparezcan Vicentes del Bosque. Entretanto seguiré esperando.
¡Qué grande es este hombre! y, además, es el mejor entrenador del mundo, por eso no entraba en los planes de los mediocres.
Que seáis felices.
Me gusta, Ángel, como futbolero empedernido que soy, que te adentres a veces por estos mundos.
No obstante, la figura de Vicente del Bosque es tan gigante ahora mismo, que sobrepasa los límites de lo que es un entrenador de fútbol.
Un hombre que fué despedido del Real Madrid por ser "poco moderno", habiendo conseguido títulos y objetivos con el club de su vida, y que al final el tiempo le ha dado la razón, gestionando perfectamente el vestuario de la selección española y cuidando, e incluso mejorando futbolísticamente la herencia recibida por Luis Aragonés.
Otra anécdota que me viene ahora mismo a la cabeza, se desarrolla en los momentos previos de la final del Mundial de Sudáfrica, en los momentos antes de salir al terreno de juego a jugar una final de un mundial, máxima tensión, la arenga de Vicente del Bosque a los futbolistas de la Roja fué tan humana como decirles que hicieran bien lo que saben hacer y que pensaran en todos los niños que se miran en ellos, como espejo, como modelo. Así es como se ve en la película sobre La Roja, transmitiendo una tranquilidad pasmosa paseandose por el vestuario mientras los futbolistas terminaban de vestirse y hacer los últimos estiramientos.
Coincido también, Ángel, en que Vicente del Bosque es un gran hombre, cargado de gestos que le hacen grande.
Un saludo
Óscar
De acuedo, Pastor, y gracias, Óscar, por enriquecer este rincón con tu comentario.
Un abrazo
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