jueves, 7 de junio de 2012

NADA... UN SIMPLE LUMBAGO


¿Cómo que nada, si un simple lumbago, tontorrón y casi etéreo, sin venir a cuento, sin saber por qué, cómo y cuándo, te atrapa y te convierte en un ser casi-paralítico, a merced del viento y desnudo ante la intemperie como los hijos de la mar? 

 Y tienes que pedir ayuda para levantarte de la cama o sacar fuerzas todas de flaqueza inaudita, y tienes que caminar a cámara lenta cuando lo tuyo era subir las escaleras de dos en dos peldaños, y tienes que esperar ¿cuánto? a preparar el huerto y plantar los primeros tomates de la temporada, y no puedes sacar a la perra a pasear 

 y tienes que ponerte calor cual inválido de guerra sin guerra alguna, y sales a pasear sacando pecho y hacerte el tonto mirando a las acacias para que no se note que has perdido fuelle y el aire normal de andar airoso sin  que lo noten los vecinos y tengan que preguntarte que por qué andas así de lento y torpe y que qué te pasa y desde cuándo y qué estás tomando y que te sea leve y que pronto te llegue la mejoría y que gracias y que no será nada, pero que somos una pequeña piltrafa al menor temblor de huesos doloridos y cartílagos dolientes, y estás deseando llegar a casa para sentarte y descansar de un paseo por el barrio que te pareció la escalada al Everest, y recuerdas de nuevo en estos días de luto para las letras a ese gran escritor, Carlos Fuentes, al que la muerte pilló de pie, como siempre vivió, “al que la más breve de las pausas le resultaba insoportable... y por más que fueran pasando los años, conservaba erguido su porte, viva su descomunal memoria, lúcido su pensamiento, elocuente su verbo e inaplazable su cita diaria con la escritura”, como ha dicho de él el escritor y editor Basilio Baltasar,  

  y lo que menos soportas, porque no lo entiendes, es una recaída, peor que la primera que duró solo unas horas y esta segunda te ha devuelto el sinsabor de la primera y los dolores, y de nuevo a esperar el milagro del tiempo, quince días quince, como te dijo la doctora,  y los efectos de los fármacos y el pensamiento positivo que todo ayuda, pero a lo que iba, o a lo que voy, ¿cómo, si una cosa tan simple, tonta y sin importancia te cambia aspectos significativos de la vida, qué será y estará siendo la crisis, cuando toca fondo en las personas y en las familias, o hasta dónde llegarán las enfermedades serias, por lo graves y profundas, que tocan las fibras básicas del ser...?  Está claro, aunque seamos hijos de dioses o dioses, en ocasiones, no dejamos de ser hijos del barro y barro mismamente, ay.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Tan vulnerables !!
Sujétate sobre la masa encefálica.

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Gracias, amigo anónimo, ya intento sujetarme sobre el encéfalo, pero fallan las extremidades y cuesta levantarse y andar erguido que es tan elemental. Pasará.

El pastor de... dijo...

Debe de ser cierto que somos de barro. Pero unos sois de un gres tan especial que con un mínimo golpe os quebráis. Otros su barro es tan flexible que sirve para hacer adobes y soportamos mejor los pequeños contratiempos.

Ánimo y un suave abrazo.

Rut dijo...

Ánimo y tranquilidad, paciencia y respirar hondo... los lumbagos no son nada tontos, aunque a uno se lo parezca.
Te deseo una pronta recuperación, hasta entonces, déjate cuidar!!
Un abrazo
Rut

Rut dijo...

Ánimo y tranquilidad, paciencia y respirar hondo... los lumbagos no son nada tontos, aunque a uno se lo parezca.
Te deseo una pronta recuperación, hasta entonces, déjate cuidar!!
Un abrazo
Rut

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Gracias pastor, gracias Rut, no, no son tan totos los lumbagos, aunque lo parezca. Y yo, además, no soy nada sufridor.
Un abrazo, amigos.

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Gracias, amigos y amigas, por vuestro interés, ya casi se ha pasado, lo que pasa es que soy un quejica y abusé, además, de la hipérbole en este texto.