viernes, 2 de diciembre de 2011

MIS MAESTROS Y LOS OTROS

Me apetece hoy, aunque alguna vez hablo de ellos, como de pasada, hacer un largo listado de los que van dejando huella, desde mis primeros maestros: Don Julián, el maestro de varias generaciones de nuestra infancia y adolescencia, pasando por mi padre, hasta los más recientes. Todos ellos se merecen un homenaje, al menos, por mi parte.

Paso revista a vuelapluma: Antonio Muñoz Molina, Javier Marías, Iñaqui Gabilondo, Manuel Vicent, Josep Ramoneda, Mario Vargas Llosa, Rosa Montero, Elvira Lindo, Almudena Grandes, Maruja Torres, Manuel Rivas, Juan José Millás, Javier Cercas, Santos Juliá, Soledad Gallego-Díaz, Javier Pradera, Joaquín Estefanía, Miguel Ángel Aguilar, Juan Cruz, Carlos Boyero… todos ellos columnistas de EL PAÍS, mi periódico de cabecera desde sus inicios, del que soy suscriptor; de El Norte de Castilla: Manuel Alcántara, Gustavo Martín Garzo y Esperanza Ortega…, a los que sigo y persigo muy de cerca, como a todos los anteriores, además de algunos otros columnistas, aunque de tarde en tarde, de La Vanguardia, El Periódico de Cataluña y El Público… y algunos pensadores y filósofos como Emilio Lledó, Fernando Savater…

A su sombra estoy y bajo su luz transito, pero sí tengo antimaestros, a los que ni sigo ni persigo, aunque les echo un vistazo a través de otros medios o comentaristas que se ocupan de ellos, de forma especial el estupendo José María Izquierdo a quienes apellida Los Cornetas del Apocalipsis y que les ha hecho un buen retrato en un libro con ese mismo apellido y son: Alfonso Ussía, César Vidal, Carlos Dávila, Pío Moa, Federico Jiménez Losantos, Hermann Tertsch, Juan Manuel de Prada, Fernando Sánchez Dragó, Antonio Burgos e Isabel San Sebastián y algunos otros que encajarían también aquí, abanderados por el inefable Pedro J. Ramírez. No brillan por su buen hacer literario, ni mucho menos, sino por el insulto diario a cuanto se mueve en otra dirección a la suya. El espíritu sensible y cívico que heredé de mi madre no me permite esos usos, costumbres y modales. Seguí en su día, durante muchos años, a Arturo Javier Reverte, pero desde hace tiempo no lo aguanto, porque está por encima del bien y del mal, eso debe creerse el pobre diablo, y por eso le meto en este corralito.

Maestros y antimaestros, ya digo.

5 comentarios:

El pastor de... dijo...

D. Francisco de Quevedo y Villegas dijo ayer: “el insulto es la razón del que ninguna razón tiene”.

Yo digo hoy, copiado de Leonardo da Vinci: mediocre alumno el que no sobrepasa a su maestro. No es el caso.

Entre los nombres que citas hay uno que me ha hecho rejuvenecer: resulta que, cuando yo era muy joven, hubo un pastor que tenía un can, para el gobierno del rebaño, que se llamaba de la misma manera y, como es lógico, también ladraba.

Por lo demás, dice la gente: “no hay mayor desprecio que no hacer aprecio”.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Hombre, Angel, dividir el mundo entre buenos (los que piensan como yo) y malos (los demás) es tan maniqueo como impresentable. Leer el Pais está muy bien, pero leer solo el Pais da una visión parcial y sesgada.
Créeme, hay vida lejos del Pais, el ABC o el Mundo por ej. tienen a menudo excelentes columnistas y excelentes análisis, y son mucho, mucho menos sectarios que por ej. El Publico, que dices leer.
Por lo demás, ni todos los de tu lista de "malos" insultan tanto como dices, ni los de tu lista de buenos son angelitos de la caridad. Lo sé porque leo y oigo a unos y otros, me gusta conocer distintas perspectivas

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

MI querido anónimo: He debido de explicarme muy mal porque jamás es mi intenciónb dividir el mundo entre buenos y malos. He repetido hasta la saciedad, en mi ya larga vida, que el mal y el bien pasan por todos.
Únicamente he pretendido dar un homenaje a mis maestros, a quienes jamás se me ha ocurrido llamarlos angelitos de la caridad, por favor, porque ni a mi padre que siempre lo vi como un gran maestro, nada de angelito.
Estos me gustan, ¿no puedo decirlo? los otros no, y dije por qué, porque insultan día sí y día
también, me parece raro, rarísimo, que tú que dices leerlos, no lo veas, porque dejarían al ESPASA como un libro de bolsillo. Bueno, ya existe un libro reciente de José María Izquierdo que consta de todos los insultos que vierten a diario.
Ese no es mi mundo, qué le vamos a
hacer, lo dejé claro, que el hijo de mi madre recibió otra sensibilidad y otra educación.
Y claro que hay vida más allá de EL PAIS, faltaría más, por eso yo me acerco a otros muchos, como indique, y leo todas las semanss EL CULTURAL de EL MUNDO.
¿Y a quién no le gusta conocer distintas perspectivas?
Pero de entre todos, hoy por hoy, me quedo con EL PAÍS, principalemente por sus colaboradores.
Un abrazo

El pastor de... dijo...

Perdón por meterme, quizás, donde no me llaman, pero es que me preocupa, al menos, una parte del comentario anónimo y, solo, a ella quiero referirme: “…ni todos los de tu lista de “malos” insultan tanto como dices (…)”. Entiendo-y perdón si estoy equivocado- que el comentarista anónimo da por sentado que insultar, insultan pero, si esto es así, ¿debo entender que insultan poco? ¿Que deberían, o podrían, insultar más? Y para despejar mi duda, aquellos llamados “malos” ¿insultan, aunque sea poco, o no insultan?

Un abrazo.

Gloria Rivas dijo...

No creo que el mundo se divida en buenos (los que piensan como yo) y malos (los que piensan como el otro). No lo cree tampoco así el autor del artículo, estoy segura. Sólo anónimo lo insinúa en una apreciación subjetiva. Lo que sí es seguro es que los autores que ha nombrado como "antimaestros" no son de su agrado, ni del mío, ni de otros muchos lectores, por una simple razón: insultan con mal trapío. Y esto lo sabemos porque los leemos también. Los leemos y los escuchamos democráticamente, con paciencia, esperando algún argumento razonable, aunque no estemos de acuerdo, no importa, pero que aporten algo digno. Pero nada. No se puede esperar nada de antimaestros.