viernes, 5 de agosto de 2011

RITA LEVI y el ELOGIO DE LA IMPERFECCIÓN



Tiene 102 años, dice estar igual de lúcida que cuando tenía 20, y la creo. En algunas charlas, al decir que estoy enamorado de una mujer de 102 años, muchos marcan una media sonrisa, pero cuando digo quién es, su sonrisa se transforma en una ponderada reflexión de empatía y buen entendimiento. Quien me sigue en mis escritos, en mis charlas y en mi blog saben que la cito con frecuencia y la considero además de maestra un ejemplo a seguir por su lucidez, humildad y grandeza propias de los verdaderamente sabios, pasión por el trabajo y la vida en general desde la adolescencia hasta esos bien larguísimos y bien cumplidos años.

Rita Levi-Montalcini obtuvo el premio Nobel de Medicina en 1986, nació en Turín, Italia en 1909 y obtuvo la licenciatura en Medicina, doctorándose en Neurocirugía. Por su ascendencia judía se vio obligada a abandonar Italia poco antes de ser descubierta por los alemanes. Emigró a Estados Unidos donde trabajó en el laboratorio Viktor Hamburger del Instituto de Zoología de la Universidad de Washington (en Saint Louis).
Sus trabajos sirvieron para descubrir que las células sólo comienzan a reproducirse cuando reciben la orden de hacerlo, orden que es trasmitida por unas sustancias llamadas factores de crecimiento.

Pero he venido a hablar de ella porque hace días vi publicado un nuevo libro suyo Elogio de la imperfección y rápidamente me fui a la primera librería a buscarlo. Está escrito cuando andaba alrededor de los ochenta. No me ha defraudado porque muchas de sus páginas son un prodigio de buena escritura, y exceptuando algunas centrales en donde se detiene lógicamente en explicarnos sus investigaciones del sistema nervioso que resultan en exceso densas para los profanos como yo, algunas hasta se pueden pasar, el resto se lee como una buena novela, engancha, emociona y se disfruta con los avatares de una vida plena y apasionante. Los capítulos dedicados a los amigos, la familia y las relaciones con sus compañeros de trabajo y maestros están escritos con un perfecto dominio y buen estilo por las estupendas descripciones de los diferentes paisajes, países, retratos minuciosos de los personajes distintos que van apareciendo a lo largo de su larga biografía.

Librepensadora desde niña y laica desde la juventud, siendo adolescente, tomó la decisión de que nunca se casaría. “Nunca habría obedecido a un hombre como mi madre obedecía a mi padre”. Y además, sigue diciendo en otro momento: “Entré en la jungla del sistema nervioso ¡y quedé tan fascinada por su belleza que decidí dedicarle todo mi tiempo, mi vida!”

Es muy significativa la dedicatoria del libro: “A Paola (su hermana gemela) y en recuerdo de nuestro padre, a quien ella adoró en vida y yo he amado y venerado después de muerto”. Rita estuvo mucho más unida a su madre. “Mi hermana gemela, Paola, que adoraba a mi padre, escribe en las primeras páginas, había mostrado desde edad tempranísima un gran talento artístico, que yo admiraba sin envidia ni celos, quizá porque era un don del que yo carecía por completo”.

Y muy significativo, también, el final del libro que explica el título ELOGIO DE LA IMPERFECCIÓN: “La saga del factor de crecimiento nervioso, el centro de su investigación, ha seguido una trayectoria tortuosa, imprevisible e imperfecta. Como tal, es prueba de la que la imperfección, y no la perfección es la base del humano obrar”, algo que sólo los verdaderamente sabios están capacitados para discernir y manifestar.

A la pregunta que le suelen hacer sobre los años que desearía seguir responde:
“El tiempo que funcione el cerebro. Cuando por factores químicos pierda la capacidad de pensar, dejaré dicho en mi testamento biológico que quiero ser ayudada a dejar mi vida con dignidad. Puede pasar mañana o pasado mañana. Eso no es importante. Lo importante es vivir con serenidad, y pensar siempre con el hemisferio izquierdo, no con el derecho. Porque ése lleva a la Shoah, a la tragedia y a la miseria. Y puede suponer la extinción de la especie humana”.

Luigi Cavalli-Sforza, considerado como uno de los mayores expertos en genética de poblaciones del mundo escribe en el prólogo que “es un libro inteligente que atrapa y se lee de un tirón, porque es la historia de una gran científica, está bien escrito y carece de pretensiones, algo poco común en los ambientes académicos”.

Y me dirás, ¿por qué estoy enamorado de esta mujer? Pues por todo esto y porque en el primer libro suyo que leí El as en la manga dejó escrito algo que me sorprendió y lógicamente subrayé y he citado montones de veces:

“No debemos vivir la vejez recordando el tiempo pasado, sino haciendo planes para el tiempo que nos queda, ya sea un día, un mes o varios años, con la esperanza de poder realizar unos proyectos que no habíamos podido acometer en los años juveniles. ¡Jamás me jubilaré! La jubilación está destruyendo cerebros. Mucha gente se jubila y se abandona. Y eso mata su cerebro. Y enferma”.

Así de sencillo y genial.

3 comentarios:

El pastor de... dijo...

Desde la habitación especial de un establecimiento especial de Valladolid sigo opinando lo mismo que desde el pueblo: mientras tenga derechos, seguiré teniendo obligaciones.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Completamente de acuerdo con usted, pastor. Y a luchar por esos derechos, porque ya sabemos que siempre han sido más vulnerables que las obligaciones.
Saludos, colega de blog.
Gloria Rivas.

Anónimo dijo...

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