jueves, 28 de julio de 2011

ODIO AL DIFERENTE

Gentes de bien, aparentemente; cristianos de pro, en la superficie; periodistas ultramontanos, con cierta fama por su estilo hueco y casposo, manifiestan con frecuencia, algunos vociferan en la vía pública y en las barras de los bares su rabia y su odio hacia los diferentes, sean gitanos, musulmanes, vascos, catalanes, moros, sudacas, homosexuales… (Algunos hasta no soportan las victorias del Barça por ser catalanes o venir de tierra de catalanes). Da la sensación de que no encuentran infierno suficiente donde enviar a todos ellos, juntos mejor que separados, para que se pudran hasta el final de los tiempos.

Y se va creando un caldo de cultivo similar al que un personaje de una novela de Umberto Eco, Simonini, cuenta: cómo en el siglo XIX, las mentiras siniestras volvieron a convertir a los judíos en el chivo expiatorio de los males de Europa y que conducirían poco más tarde al holocausto.

Las ideas engendran palabras y unas y otras acciones mortíferas y asesinas.

Un conocido (mal pensante) y vociferador de los de a grito pelado, invasor del territorio de quien toma pacíficamente una caña de cerveza en el bar, me traducía al oído, hace unos días, el amor al prójimo como solo amor al próximo, al cercano, no al ciudadano de Somalia, decía, olvidando neciamente que vivimos en una aldea y que todos somos por lo tanto cercanos, próximos y prójimos. Si Cristo volviera sería condenado por sus más próximos, porque seguirían sin entender el fondo de su mensaje.

El asesino noruego, Anders Breivik, se retroalimentó de un caldo de cultivo ultraderechista, odio a los musulmanes y a los jóvenes socialistas, y su locura, que no es tal, vale solo como sinónimo de descerebrado, fanático y asesino, le llevó a la sinrazón de protagonizar una matanza siniestra contra unos conciudadanos suyos por solo pensar de forma distinta a la suya. ¡Ya es delito!

En un magnífico artículo, Del antisemitismo a la islamofobia, Javier Valenzuela escribe que la doble matanza, perpetrada en Noruega, no es un suceso aislado, es una espantosa manifestación del ascenso en Europa y Estados Unidos del ocio al musulmán y que va acompañada del rencor contra la izquierda ilustrada y universalista.

Y la periodista y escritora noruega Asne Seierstad, en un bellísimo artículo titulado No perderemos nuestro paraíso noruego, compara la actitud de George Bush al referirse a los terroristas del 11-S quien dijo que iba a “perseguirlos y atraparlos”, con las palabras del primer ministro noruego: “Responderemos a este ataque con más democracia y más apertura”. Y termina su artículo la escritora noruega con este párrafo tan luminoso como ejemplar: “Noruega tiene una política liberal en materia de crimen y castigo, pero existe otra pena más que a Breivik le resultará especialmente severa: tendrá que permanecer, probablemente el resto de su vida, en el más multicultural de los lugares: una prisión noruega”. Espléndido

Aviso para navegantes: el caldo de cultivo que engendra monstruos puede estar cociéndose debajo de nuestras alfombras. ¡Ojo!

3 comentarios:

Gloria Rivas dijo...

Magnífico artículo Ángel. Tienes que hacerte un Facebook y subirlo para compartirlo con más gente. ¿?

El pastor de... dijo...

¿Vale la pena... ¡Sí, si que vale la pena! sigue gritando aunque los "sordos" no quieran escucharte, los "ciegos" se nieguen a mirarte y los "mudos" no te dirijan la palabra.
Chapó.

Un abrazo

El pastor de... dijo...

Desde la habitación especial de un establecimiento especial de Valladolid sigo opinando lo mismo que desde el pueblo: mientras tenga derechos, seguiré teniendo obligaciones.

Un abrazo