martes, 19 de octubre de 2010

QUÉ CRISIS


“No estamos en crisis, somos la crisis”. Natacha Manent Conesa

Del periódico me gustan tanto las cartas al director que siempre les hecho un vistazo y suelo encontrarme con verdaderas perlas, hasta tal punto que algún día merece la pena el periódico por alguna de ellas a pesar de ser en la mayoría de los casos de gente totalmente anónima, de la calle abierta y sin límites, ¿para qué más?

Una de esas cartas es la titulada “No estamos en crisis, somos la crisis”, y toda ella desde el principio al fin no tiene desperdicio. Y me parece que da más en el quid de la cuestión que la inmensa caterva de yupis, ejecutivos, altos financieros, economistas y sociólogos de renombre, columnistas y tertulianos que de todos los temas que en el mundo hay y ha habido andan más que sobrados.

Creo humildemente que por ahí van los tiros, porque más allá de la crisis económica que la hay, (¿quién es capaz de negarlo?, bueno, Zapatero en su primer momento, ésa es la verdad) está la crisis cultural, social, religiosa, ésta más fuerte que nunca, de participación en la vida pública, de valores… hasta llegar a lo que se afirma sin ambages en esta carta: No estamos en crisis, somos la crisis, lo cual es mucho más y más fuerte. No nos vayamos por las ramas, parece que nos está diciendo esta lectora inteligente, que comienza por el camino más recto, por ella misma, quien no tiene más objetivo, ante la que está cayendo, que ser mileurista y “despojarme de necesidades superfluas para poder trabajar menos y disfrutar la vida, y no me quejo”. Para centrarse en su tesis central, la de que no estamos en crisis, sino que somos la crisis, juega amable lector, con la paradoja, negar para afirmar con más rotundidad, porque se trata de una fase natural del sistema en el que nos movemos y estamos: “una sociedad de consumo desmesurado, irracional e irresponsable” en donde lo que importa es el dinero fácil, se adquiera como se adquiera, ¿no ven, añado yo, el castigo que damos a los políticos corruptos? Se les jalea, se brinda y se ríe a carcajada batiente con ellos y se le sigue votando, ¿quieren más? Sí, hay más, por ejemplo, la basura, la mala baba y la mala uva de algunos programas de la tele y la radio, y mucha gente adicta a ellos…

Y teme, como nos tenemos muchos, que no aprendamos la lección, porque cuando descampe, que lo hará más pronto que tarde, volveremos a tropezar en la misma piedra: “más consumo irracional, nuestro entorno explotado y destrozado y una sociedad con menos valores y diferencias sociales más pronunciadas”. Y seguiremos mirando a la luna y echando la culpa al gobierno, que la tiene, a los financieros, no digamos, que lo aprovechan todo, hasta la crisis, a los mercados, a los analistas, sin distinguir a los honestos de los otros, a la vecina de enfrente… sin darnos cuenta de que todos nosotros, por encima de todo, somos la crisis.
Sé que ésta es una lectura de las muchas y que puede haber muchas más, naturalmente, pero a mí me parece realista, certera e inteligente.

4 comentarios:

rut dijo...

Muy buen artículo, Ángel!! y muy buena reflexión.

Cabe la esperanza de que esta "ciris" que nos tiene a todos un poco de los nervios sirva para hacer no sólo una reflexión como esta sino muchas más en todos los sentidos.
A veces cuando estoy escuchando las notcias, me recorre una especie de vértigo pensando en que algo va a pasar, algo tiene que explotar y algo tiene que cambiar y habrá que empezar por uno mismo.
A mi la crisis económica me ha dado en todos los morros pero aseguro que está sirviendo no sólo para aprender a vivir "con lo puesto y lo necesario" sino para ver con calma ciertas cosas desde otro punto de vista que, de otro modo, no hubiese tenido manera de verlo.
Y lo que está claro es que la crisis moral, religiosa, espiritual... como se quiera llamar,nos viene persiguiendo desde hace un tiempo.
Ojalá y esto nos sirva de lección, aunque mucho me temo que somos una panda de borregos y veremos a ver, como dices , Ángel, si cuando tengamos un durete de nuevo en el bolsillo, no volvemos a caer en lo de siempre.

Un abrazo generoso
Rut

El pastor ... dijo...

¡No tengáis tanto miedo a la crisis! ¿Nosotros somos la crisis? Pues claro que sí. Por tanto esta se acabará cuando admitamos que no podemos comer tres tomates si producimos dos.Que es preferible la habitación para los abuelos que el cuarto de la plancha, el despacho (para no despachar) la habitación de invitados(para enseñarla)etc.etc. Que los chinos no trabajan para nosotros. Que antes que los derechos están las obligaciones. Que si nuestra economía no dá más que para pasar unas, agradables, vacaciones en el pueblo habrá que olvidarse de paraísos imaginarios para luego restregarlos por los morros (perdón por la expresión) a nuestros vecinos. ¿O es que nos obliga el gobierno a montarnos unas vacaciones a base de creditos? No amigos, bajemos de la nube, pongamos los pies en la tierra y disfrutemos de lo que seamos capaces de producir y así se habrá acabado la crisis.
Olvidemos los tulipanes que se producen en lejanas tierras y acostumbrémonos a disfrutar del tomillo y el cantueso que se crían en nuestros pinares. Seamos más felices con menos, sin olvidar de ir eliminando parásitos que viven a costa del que trabaja.
¿Nostros somos la crisis? ¡Si! por tanto acabará cuando nosotros queramos. Entonces ¿por qué preocuparse?

Y menos mala leche y más abrazos. Ahí va el de este humilde campesino.

jubilación viene de júbilo dijo...

Me gusta tu artículo, Ángel y el comentario de Rut y el del pastor, (¡que ya me gustaría conocerlo!)

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Gracias siempre Rut, gracias siempre querido pastor, enriquecéis con vuestros comentarios este humilde blog, y sabed que vais dejando huella.
"Ya me gustaría conocerlo" ya ves que dicen, y digo yo que ya vamos conociéndote y conociéndonos.
Un abrazo muy fuerte a todos, a cuantos sois fieles asomándoos y a cuantos añadís vuestros comentarios.