LA TABLETA iPAD

Se están vendiendo como rosquillas en todo el mundo, y todo el mundo haciendo largas colas para la compra con la particularidad de que no es nada barato. El 28 de mayo se comenzó a vender en España, así como en Francia, Australia, Italia, Japón, Canadá, Suecia, Alemania e Inglaterra. Espero que no hagamos el paleto como cuando hace unos poquitos años echábamos pestes a los que empezaban a utilizar en plena calle el móvil, y lo más liviano era llamarles gilipollas, y ya ves lo que ha devenido.

La tableta iPAD, tableta informática de pantalla táctil, es el último artilugio que tal y como nos avisan, nos robará el sueño, porque se puede llevar en el bolsillo, a la cama, tenerlo en el sofá y utilizarlo mientras se ve la tele, hace de ventana para ojear diarios, oír música, navegar por Internet, correo electrónico, vídeo, fotos, vídeo juegos, biblioteca y un largo etcétera.

¿Quieres las primeras cifras? Sólo algunas: En Estados Unidos en los primeros 28 días del lanzamiento se vendieron un millón de unidades. La compañía Aple que lo ha puesto en circulación ha superado en este primer mes los 250 millones de dólares de margen, y como siempre los mercados con crisis y sin crisis forrándose. El módico precio oscila entre 479 y 779 euros, aunque dadas las prestaciones quizá resulte hasta barato, porque anda cerca de las 5.000 aplicaciones: creíamos que el futuro que viene sería de vértigo y el futuro ya está aquí.

Recojo esta información fundamentalmente de EL PAÍS y quien la firma, Manuel A. de la Gala, termina diciendo: “El iPad, un sueño para muchos, un reto para todos, un negocio para Aple”.

No me atrevo a comentar más, hay quienes, consultando en Internet, se vuelven locos por adquirirlo y quienes dicen que teniendo ya el móvil, el iPod y el iFone ni borrachos comprarán el iPad. Quizá añadir que nunca las prisas fueron buenas, porque la empresa Aple habla ya mismo de lanzar en septiembre nuevas versiones con muchas más aplicaciones. La repanocha, vamos.

Así están las cosas y así se las hemos contado, que decía el otro.