domingo, 25 de julio de 2010

LOS NIÑOS SOLDADO


Habíamos oído hablar de los niños soldado, pero nos quedaban tan lejos, tan distantes, que no les poníamos rostro, ni nombre… y quedaban rápidamente en el baúl del olvido para siempre entre los trastos viejos e inútiles. Y tienen rostro y nombre y una mirada inquietante mitad ángel, mitad viejo prematuro y hasta bestia feroz que es la que más duele.

Awil Salah Osman, es su nombre, tiene 12 años y es de Somalia, lleva un rifle de asalto Kalashnikov, que pesa cinco kilos, menos mal que, a veces, le ayuda un amigo suyo un poco mayor, y le cuesta, más un gran collar de balas al cuello. En milésimas de segundo puede cambiar su cara de niño bueno en un rictus de rabia, odio y violencia. Como él hay cientos de niños, algunos sólo de nueve años, él incluso se unió a la milicia, abandonado por sus padres que huyeron al Yemen, cuando tenía siete años. Les pagan, cuando les pagan, un euro y medio al día.

Y es feliz, parece, “me divierte el rifle”, comenta, y una de las cosas que aprendió en los cursos de formación del ejército es a matar con un chuchillo, dice emocionado. No ha ido nunca a la escuela y sus libros y sus juguetes son eso: el cuchillo, para matar y el rifle para más de lo mismo. Pero el hambre hace estragos en el estómago y en los huesos y los asesinatos en el cerebro, dos lacras graves, muy graves y difíciles de extirpar. Duerme en un colchón cubierto de moscas que comparte con otros dos compañeros.
Y son cerca de 500.000 menores, niños y niñas, obligados a participar activamente en guerras.

Que ¿qué hacemos? Pues más bien nada. El Gobierno somalí en lugar de enviarlos a la escuela los convierte en niños soldado. Naciones Unidas han propuesto a este Gobierno planes para desmovilizar a los niños y parece ser que no ha reaccionado. Washington ayuda al Gobierno somalí a pagar sus soldados y cuando a un responsable de este Gobierno estadounidense se le pregunta cómo es que no se controla el envío de ese dinero dice que no sabe contestar esa pregunta. El resto de los Gobiernos del mundo en esta hora de la globalización calla, no sabe, no contesta.
¿Y todos nosotros?............................................................................

Nota: He tomado estos datos del Suplemento de EL PAÍS de los jueves, The New York Times, en castellano. El resto han sido leves, tímidos y avergonzados comentarios.

1 comentario:

El pastor... dijo...

¿Y todos nosotros dices? Hombre, es que nos queda tan lejos... ¡Y todos nosotros nada... vergüenza, vergüenza, vergüenza es lo que nos haría falta, a mí el primero!
Y ¿Aquel que dicen que todo lo puede? tampoco nada. ¡Pobres niños!

Un abrazo, quizás porque no me cuesta nada.