lunes, 5 de octubre de 2009

EL SECRETO DE SUS OJOS

RICARDO DARÍN, actor

“A mí siempre me importó mucho la vida de los demás”, Ricardo Darín

Habrá que ir cuanto antes a verla, El secreto de sus ojos, porque parece ser que es una gran película a la que los críticos más rigurosos consideran como una obra perfecta.
“Estamos en el territorio del gran cine, del clasicismo, de un universo tan rico como complejo en el que todo tiene sentido, te envuelve, te sugiere, te implica y te conmueve”, ha escrito Carlos Boyero.
Su director nos hizo disfrutar a lo grande con El hijo de la novia, una comedia prodigiosa, pero estas líneas me llevan a hablar de ese genial actor argentino-español, Ricardo Darín, quien en una larga entrevista que le hace la escritora Elvira Lindo, con motivo del estreno aquí en España, dice que lo que más le importa es la vida de los demás, algo que aprendió de su padre, más aún, que la gente le tenga por buena persona le conmueve mucho más que el que le consideren un buen actor.
Así, sin ir de galán fantasma y fantasioso, petulante y bravucón, como nos tiene acostumbrado otra gente de pacotilla, cabeza hueca y humos que pretenden vendernos como si de quilates se tratara, va a derecho por la vida y escoge el mejor de los caminos: estar atento a la vida de los demás, transitar como uno más por su barrio de siempre, hasta en pijama, si fuera preciso, y parece que lo fue en más de una ocasión, y con quien te encantaría tomarte un largo café, porque, a buen seguro, estaría más ocupado en tus cosas y preocupado de tu vida que de contarte las milongas con oropeles incluido de su gran carrera de actor fuera de serie. No falla la mirada de la gente y la de este hombre es tierna, acogedora, pícara y deslumbrante, de esas que te enternecen, te acogen, animan a reírte de los fantasmas y aguafiestas y sobre todo de ti mismo y te deslumbran por su bondad sin alharacas.
… Y fíjense en el detalle: se separa de su mujer y cuando vuelve a ver la casa en la que habían vivido enamorados, la compra, pensando que si volviera con ella, a ella le gustaría. Y volvió, y lo comentará con una guasa afectuosa que se sale, sin saber, dice, si volvió con él o por la casa. Posiblemente fuera la casa, pero también, o sobre todo, los buenos humos que conservaba cada rincón y el calor que desprende este gran hombre y excelente artista.
… O en ese resumen genial y tan acertado de la emigración española: “Dos millones de españoles recibió Argentina con los brazos abiertos, ¡dos millones!, sin preguntarles adónde iban ni si tenían dinero en los bolsillos”. Eran otros tiempos, ¡ay!

… y fuimos a verla, lógicamente: fabulosa, no dejes de ir cuanto antes y disfruta del buen cine, de la interpretación magistral de Ricardo Darín y de unos de los ojos más increíblemente bellos y sugerentes como los de Soledad Villamil.

1 comentario:

Anónimo dijo...

…Y fui a verla, y me encantó. Estoy de acuerdo con todo lo que dices de Darín. Yo tengo debilidad por su sonrisa, su mirada y sobre todo por sus silencios. He visto casi todas sus películas y creo que es un gran actor y mejor persona.
Una de las cosas que más me han impresionado de la película son los ojos de Soledad Villamil. Hablan con el espectador. Película muy recomendable.